CIUDADANOS DEL CIELO
Por: Charles Hegwood
Una de las frases más conocidas de la Biblia se encuentra en Mateo 7:1-3. Incluso las personas que no leen la Biblia están familiarizadas con este versículo y lo citan con frecuencia. Me refiero a: “No juzguéis, para que no seáis juzgados.” Sin embargo, este versículo a menudo se malinterpreta. Es utilizado como un argumento para evitar confrontaciones cuando se señala un error o pecado, pero quiero argumentar que su significado es más profundo. Para comprenderlo, debemos analizar el contexto de Mateo 7 y descubrir lo que Jesús realmente quiso decir.
Estas son palabras de Jesús, lo que nos lleva a preguntarnos: ¿Está prohibiendo juzgar por completo? ¿O se contradice la Biblia? Para complicar las cosas, en Mateo 7:20 Jesús dice que reconoceremos a los falsos profetas por sus frutos, lo cual requiere hacer juicios. Entonces, ¿qué está ocurriendo en estos versículos? Analicemos este pasaje para entender lo que Jesús está diciendo y lo que no está diciendo. Finalmente, veremos cómo aplicar estas enseñanzas en nuestra vida diaria. Jesús nos muestra cómo un ciudadano del Reino debe vivir en obediencia a Él mientras navega por este mundo.
No juzgues
Cuando enfrentamos pasajes difíciles, es fundamental examinar su contexto. Al observar Mateo 7, notamos que Jesús no está prohibiendo juzgar. De hecho, en el versículo 2 dice: “Seréis juzgados”. Por lo tanto, no se nos llama a abandonar todo juicio, sino a juzgar correctamente. Este pasaje está dentro del Sermón del Monte, donde Jesús enseña a los ciudadanos del cielo a actuar de manera distinta al mundo.
En lugar de juzgar hipócritamente, como lo hace el mundo, debemos aplicar el mismo estándar a nosotros mismos que aplicamos a los demás. El juicio de los ciudadanos del Reino debe estar basado en la justicia, la ley y la gracia de Dios. De esta manera, nos hacemos responsables bajo el mismo estándar que utilizamos para evaluar a otros.
El tronco en el ojo
Este principio se ilustra en la parabóla de la paja y la viga en Mateo 7:3-5. A menudo, esta historia se usa para evitar ser confrontados por nuestros pecados. Frases como: “Primero saca la viga de tu ojo antes de hablarme de mi problema”, son comunes. Pero, al analizarla, vemos que Jesús no está prohibiendo corregir a otros. Más bien, está enseñando a hacerlo con humildad y autoevaluación.
El problema que Jesús señala no es el deseo de ayudar, sino la hipocresía al hacerlo sin reconocer nuestros propios errores. Por eso concluye diciendo: “Ve y saca la paja del ojo de tu hermano.” Es claro que hay un lugar para denunciar el pecado y la inmadurez, pero primero debemos examinarnos a nosotros mismos para asegurarnos de estar viviendo en obediencia a Dios y bajo Su estándar de justicia.
Vívelo
Jesús no nos dio estas enseñanzas para que solo las reflexionemos; nos las dio para vivirlas. Entonces, ¿cómo aplicamos esto a nuestra vida diaria? Debemos juzgar, pero hacerlo con humildad y justicia. Es natural hacer juicios a diario, pero Jesús quiere que juzguemos con corazones humildes y estándares justos.
Conocemos personas que juzgan duramente pero no aceptan corrección. Este no es el comportamiento de los ciudadanos del Reino. Debemos juzgar de acuerdo con las Escrituras y ser responsables ante el mismo estándar. Mateo 7:20 nos recuerda que el fruto de una persona revela su corazón, y esto también aplica para nosotros. Somos llamados a evaluar los frutos en la vida de otros y ser examinados por nuestros propios frutos.
La parabóla del leño y la astilla también nos enseña cómo actuar cuando detectamos problemas en la iglesia. El primer paso es la autorreflexión y la oración. Una vez que hemos evaluado nuestras propias vidas, debemos acercarnos a otros con humildad y mansedumbre para abordar sus faltas. Jesús desea que seamos una comunidad humilde, no hipócritas que buscan exaltarse a sí mismos.
Conclusión
En conclusión, cuando analizamos pasajes como este, debemos leerlos en su contexto. Al hacerlo, entendemos que estos versículos no fueron diseñados como excusas para evitar la corrección. En cambio, nos ofrecen una guía hermosa para vivir en el Reino de Dios.
Debemos abordar a los demás con autoevaluación, humildad y un espíritu de gracia. En nuestro caminar, inevitablemente encontraremos situaciones donde será necesario llamar al arrepentimiento. Jesús nos ha mostrado cómo hacerlo de manera amorosa y justa. Que estas palabras nos inspiren a vivir según la verdad de la Palabra de Dios, reflejando Su amor y justicia en cada acción.
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