Podemos tener una relación real con Dios si vamos más allá de simplemente proclamarla con nuestras palabras o adornar nuestros cuerpos con meros símbolos de fe, como la circuncisión, las borlas o incluso las cruces. También debemos vivir de acuerdo con lo que creemos a través de nuestras acciones. Debemos obedecer los mandamientos del Señor. Si no vivimos de la manera que Dios nos manda, ¿cómo podemos llamarnos Su pueblo y por qué debemos esperar bendiciones de Sus manos?
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