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¿QUIÉN ESCRIBIÓ LA BIBLIA?

Autor: Patrick Krentz, Th. M., Director Editorial de Fundamentos de ICM

No hay duda de que la Biblia es una obra maestra literaria. Es el libro más vendido, más traducido, más influyente en la historia de la raza humana. Esto plantea una pregunta. ¿Quién escribió un libro tan importante?

La mayoría de los libros mencionan a su autor en la portada, pero la Biblia no nos lo deja tan fácil. Al tratar de responder la pregunta: «¿Quién escribió la Biblia?», tendremos que tomar en cuenta varias consideraciones importantes.

Primero, llamamos a la Biblia la Palabra de Dios. ¿Qué significa eso, y cómo se relaciona con su autoría?

Segundo, la Biblia afirma que muchas personas diferentes escribieron la Biblia. Si es así, ¿por qué podemos llamarla la Palabra de Dios?

Tercero, si muchas personas escribieron la Biblia, ¿quién decidió juntar todo en un solo libro que se le adjudica a Dios mismo? ¿Cómo podemos confiar en que se incluyeron los libros correctos?

Por supuesto, cada una de estas consideraciones merece mucha más atención de la que podemos dar aquí, pero pensemos en esto como una introducción a estos asuntos.

La Palabra de Dios

Cuando decimos que la Biblia es la Palabra de Dios, queremos decir que las palabras que vemos en las páginas de la Escritura en realidad provienen originalmente de Dios mismo. La Biblia da fe de esto al decir en 2 Timoteo 3:16:

Toda la Escritura es inspirada por Dios…

La palabra inspirada significa literalmente ‘exhalada’. La palabra griega traducida como ‘inspirada’ es theopneustos. La cual combina dos palabras griegas en una. Encontramos theo que significa ‘Dios’, y pneustos que significa ‘exhalar’. Por lo tanto, Pablo, quien escribió 2 Timoteo, creía que la Escritura es la Palabra de Dios en un sentido literal.

Entonces, podríamos responder la pregunta: «¿Quién escribió la Biblia?», por medio de decir: «¡Dios!».

Sin embargo, si nos detenemos allí, nos encontraremos con algunos problemas. ¿Cómo fue, exactamente, que Dios escribió las Escrituras? ¿Apareció un dedo para escribir las palabras en una pared, tal como sucedió en Daniel 5? ¿O tal vez Dios lo grabó en tablas de piedra, tal como lo hizo con Moisés en Deuteronomio 10?

Por supuesto, Él pudo haber hecho esas cosas, pero Dios tenía un instrumento más especializado en mente cuando decidió escribir. Así como Dios usa a las personas para cumplir Su misión y edificar a Su Iglesia, Dios usó a algunas personas para escribir Su libro. Como un artista empuña un pincel o un escritor una pluma, Dios empuña a los hombres como instrumentos para registrar sus palabras. Este proceso se conoce como «inspiración».

La inspiración de los escritores humanos

Cuando Dios inspiró a los hombres a escribir las Escrituras, los empoderó por Su Espíritu para que escribieran las palabras que Él quería que escribieran. Sin embargo, esta tarea fue mucho más compleja que un simple dictado. Dios trabajó con Sus instrumentos humanos, permitiendo que sus experiencias, personalidades e incluso actitudes aparecieran en la página. Al profundizar para determinar quién escribió la Biblia, encontramos que hay entre 35 y 40 escritores humanos. Provienen de casi todos los ámbitos imaginables de la vida. Hay reyes, príncipes, sacerdotes, guerreros, músicos, agricultores, pastores, pescadores, carpinteros, amas de casa, fabricantes de tiendas de campaña, médicos e incluso un recaudador de impuestos una vez despreciado.

En realidad, no es un hecho insignificante que el texto más grande e influyente en la historia del hombre no provino de los grandes filósofos del mundo; ni siquiera surgió de sus grandes civilizaciones. Más bien, en el lugar menos probable, del pueblo menos probable, en la época menos probable, estas personas provinieron de todos los ámbitos de la vida afirmando haber tenido un encuentro profético con el Creador de todo y haber recibido un mensaje divino de Su parte.

Ahora, cada uno de estos antecedentes le dio forma al contenido de sus escritos. El interés de David en la música tuvo un gran impacto en que haya escrito los Salmos, mientras que la carrera de Lucas como médico lo llevó a incluir muchos detalles que otros escritores dejarían fuera. Dios no simplemente convirtió a los escritores de las Escrituras en títeres para poder decir que lo escribió a través de agentes humanos. Entonces, la pregunta es: si cada uno de estos escritores escribió las palabras que quería escribir, ¿cómo podemos decir que Dios estaba escribiendo a través de ellos?

Tal vez una analogía ayude.

¿Has visto alguna vez a una orquesta tocando una pieza musical? Si no, imagina a cualquier grupo de músicos unidos para tocar una canción. Cada miembro del grupo tiene un instrumento que ha aprendido a tocar individualmente. No solo eso, sino que lo toca con cierta gracia o cierto estilo propio. Sin embargo, el compositor dicta cuándo y cómo debe tocar cada músico. Por lo tanto, la composición final se encuentra bajo el control final del compositor; y, sin embargo, cada músico individual contribuye con su propia personalidad única. De manera similar, Dios es el compositor de las Escrituras. En última instancia, Él tiene el control de todo lo que está escrito; sin embargo, cada escritor individual aporta algo único y personal. Entendiendo esto, llamamos a las Escrituras una obra Divina-Humana. Dios trae a algunos agentes humanos libres al proceso, pero esto se logra a través de Su supervisión y por Su poder.

La Biblia tal como la conocemos

Ahora, una cosa es creer que Dios escribió la Biblia a través de algunos hombres, pero eso sucedió hace mucho tiempo. ¿Cómo podemos estar seguros de que la Biblia que tenemos hoy es la verdadera Palabra de Dios? Hay muchos otros libros escritos por algunas personas muy santas, pero que no se consideran Escrituras. ¿Quién decidió qué libros incluir y cuáles no?

Si bien hay mucha profundidad en la discusión de cómo obtuvimos nuestro Antiguo Testamento, la respuesta simple es que fue reunido por profetas, reyes y líderes a lo largo de muchos siglos. El Pentateuco, el cual comprende los primeros cinco libros de la Biblia, estaba bien establecido como Escritura desde los primeros días de la nación hebrea. A través de los siglos, se añadieron otras obras proféticas históricas, oráculos proféticos y poesía. La colección final de los libros que los cristianos etiquetan como el «Antiguo Testamento» se cerró entre unos 400 y 500 años antes de Cristo. Cuando el sacerdote y profeta Esdras regresó del exilio para descubrir que el pueblo judío había olvidado las leyes de Dios, dirigió un avivamiento nacional. Parte de este avivamiento incluyó el redescubrimiento de las Escrituras judías y los esfuerzos para organizarlas, expandirlas y preservarlas.

El Nuevo Testamento, por otra parte, apareció repentinamente. Mientras que el Antiguo Testamento relata toda la historia del mundo desde la Creación hasta el regreso judío del exilio, el Nuevo Testamento trata sobre la vida y las obras de Jesucristo y Sus discípulos. Estos eventos abarcan años en lugar de siglos. Los libros que componen nuestro Nuevo Testamento son aquellos escritos por hombres que fueron enseñados directamente por Jesús o Sus Apóstoles inspirados. Estos libros fueron usados como Escritura por la iglesia casi de inmediato. Podemos ver que, incluso mientras el Nuevo Testamento estaba siendo escrito, la iglesia estaba reconociendo la inspiración del Espíritu Santo. En 2 Pedro 3:15-16, vemos que Pedro se refiere a las cartas de Pablo poniéndolas en la misma categoría que las «Escrituras» de todo el Antiguo Testamento. Por lo tanto, nuestro Nuevo Testamento se formó orgánicamente según Dios dirigió a los hombres a escribir.

En el año 325 d. C., los líderes de la Iglesia celebraron un concilio donde reconocieron y canonizaron las Escrituras. El Concilio de Nicea, como se le llamó, no tomó decisiones editoriales sobre qué libros incluir o excluir; más bien, hizo oficial y dejó inalterable para siempre lo que la iglesia había estado practicando desde sus primeros días. Afirmaron que estas eran obras divinamente inspiradas.

Mientras concluímos, recuerda: si creemos que la Biblia es la Palabra de Dios, entonces en última instancia es en Dios en quien debemos confiar para que nos entregue Su Palabra fiel. Dios se ha tomado muchas molestias para asegurarse de que Su Palabra haya sido escrita precisamente de la manera que Él quiere. Jesús dice en Mateo 5:18 que:

...hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.

Por lo tanto, no debemos recurrir a hombres como Esdras o al Concilio de Nicea para saber si la Escritura es confiable. Dios se ha encargado de que haya sido escrita con fidelidad, recopilada con fidelidad y preservada con fidelidad. Si podemos confiar en el Dios de la Biblia, entonces ciertamente podemos confiar en la Biblia de Dios.

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