¿QUÉ ES EL BAUTISMO CONFORME A LA BIBLIA?
Por Andrew Sargent, Ph. D., colaborador de Fundamentos de ICM
Juan el Bautista es una figura importante en los cuatro evangelios. Marcos comienza con los bautismos de Juan, Lucas con los eventos de su nacimiento y Juan lo entreteje en el prólogo de la encarnación como un hombre enviado por Dios. Algo con lo que el Nuevo Testamento NO comienza, es una explicación de todas las cosas que han cambiado radicalmente para Israel desde la última página del Antiguo Testamento. Al pasar de Malaquías 4 a Mateo 1 hay un mundo completamente nuevo lleno de romanos, fariseos y zelotes. Hay sinagogas, samaritanos y saduceos. La frase mar de Galilea es nueva y también lo son Perea, Decápolis y Nazaret. La ley oral, el Sanedrín y las Tradiciones de los Ancianos también son nuevas. En el Antiguo Testamento no existía tal cosa como el bautismo.
Antiguo Testamento... nada de bautismo.
Nuevo Testamento… muchos bautismos.
¿De dónde vino el bautismo? ¿Qué significa el bautismo? ¿Cómo deben responder los cristianos modernos al bautismo?
El bautismo en el mundo antiguo
Para siquiera comenzar a responder estas preguntas, tenemos que reconocer al menos seis cosas sobre el mundo del Antiguo y del Nuevo Testamento.
Primero, los lectores modernos rara vez entienden qué es un pacto… incluso cuando piensan entenderlo. Tendemos a pensar en el pacto en términos de Abraham, Moisés y David, pero en realidad sabemos poco sobre el pacto en sí porque desarrollamos nuestro pensamiento sobre el pacto principalmente a partir de las Escrituras. El problema es que la Escritura registra los pactos, pero no los explica. Abraham, Moisés y David hacen pactos con Dios porque el pacto ya era algo muy importante en su mundo, y el género legal llamado pacto era un vehículo poderoso para el tipo de vínculo fiel que Dios busca con los creyentes. El pacto tiene una larga historia y una complejidad en la práctica y principios que la Escritura ilustra, pero que nunca enseña específicamente.
El bautismo es una de las muchas formas que Israel desarrolla para hacer un pacto; es decir, para ratificar un pacto. La ratificación de un pacto es una forma ritual de «firmar» un «contrato» que la Divinidad hará cumplir. Ningún contrato vale nada sin el corazón correcto para cumplirlo (¡soy un hombre de palabra!) o la capacidad de monitorear, la presencia para intimidar y el poder de castigar.
Cuando ves a personas comiendo juntas, estrechándose las manos, realizando circuncisiones, intercambiando ropa, tocando el borde de prendas de vestir, formando un camino con animales cortados en trozos o haciendo varios tipos de declaraciones públicas como: «¡Hermano!», «¡Padre!», «¡Te he conocido!». «¡Amor!», etcétera, estás viendo actos de ratificación... de concertación de pactos. Hay pactos y lenguaje de pacto en casi cada página de la Escritura.
Hay muchas cosas que saber sobre el pacto y la mayoría de ellas se pueden aplicar al bautismo.
Segundo, el bautismo se desarrolló en Israel en el período intertestamentario a partir de rituales de purificación judíos, como la mikva, como una forma de marcar la conversión de hombres judíos ya circuncidados hacia movimientos judíos más exclusivos, como unirse a los esenios. Uno de estos grupos realizaba el rito todas las mañanas. El bautismo también proporcionó un medio de ratificar la conversión de mujeres gentiles independientemente de sus maridos cuando su presencia en Israel y la presencia judía entre ellas se hicieron más comunes.
Tercero, los actos de ratificación casi siempre involucraban la muerte simbólica y/o la ingestión simbólica de maldiciones de muerte.1 El que entraba en un pacto se presentaba ante su dios, y a menudo ante el dios de aquel con quien estaba haciendo el pacto (una razón para nunca hacer pactos con paganos) y con palabras o acciones se invitaba a esos dioses a destruir al que ratificaba el pacto EN CASO de que él o ella probara ser infiel a las estipulaciones del pacto y/o sus obligaciones en común.
Cuarto, el agua era un poderoso símbolo de muerte en el mundo antiguo. No es un accidente que el Nuevo Testamento hable del bautismo en asociación con Moisés pasando por el Mar Rojo (1 Corintios 10), con Noé pasando por el diluvio (1 Pedro 3:20-21) y tanto del bautismo como del descenso de Jonás al abismo en asociación con la muerte y resurrección de Jesús (Mateo 12:40 y Romanos 6:4).
Quinto, como símbolo de muerte, el bautismo también se convierte en una «ordalía» simbólica; es decir, un pasaje exitoso a través de la muerte gracias a la protección divina. Los tribunales paganos antiguos comúnmente ejecutaban a la gente de tal modo que los dioses pudieran intervenir fácilmente para salvarlos cuando permanecía la duda en el testimonio contra el acusado. Así es, a diferencia de las Escrituras y de Israel, eras culpable hasta probar tu inocencia. Lanzarlos al agua atados era una de las pruebas favoritas —la ordalía del río—, pero también tenemos registro de que se usaban fuego y leones.
La ordalía judicial también encontró expresión fuera de la ley. Escapar de una muerte segura era señal de aceptación divina, de elección divina o de inocencia divinamente declarada. Piensa en Daniel en el foso de los leones, y en Sadrac y sus compañeros en el horno de fuego. Una vez más, tenemos a Israel a través del Mar Rojo, Noé a través del diluvio y a Jonás a través de las profundidades del mar. David ante Goliat fue una ordalía por contienda, al igual que cuando los hombres de Moisés y Coré marcharon hacia el espacio sagrado ante Yahvé Y tenemos el incidente de la vara que reverdeció cuando los líderes israelitas desafiaron el sacerdocio de Aarón.
Finalmente, sexto, aunque el bautismo se hizo común entre las sectas judías como los esenios (piensa en los rollos del mar Muerto) e incluso gracias a Juan el Bautista (quien algunos piensan se crió entre los esenios), Jesús lo usó para ratificar a sus propios seguidores en la comunidad del Nuevo Pacto llamada la Iglesia. La Iglesia del Nuevo Testamento continuó practicando el bautismo, dotando al rito de aún más capas de significado después del paso exitoso de Jesús a través de la muerte real hacia su resurrección y la gloria incorruptible.
¿Qué es el bautismo?
El bautismo es la segunda ceremonia cristiana más antigua. La más antigua es la comunión… pero esa es una historia para otro día. Cuando tu pastor habla sobre la necesidad de que los creyentes sean bautizados, continúa la antigua tradición de la profesión pública de fe en Cristo y el uso de un acto de ratificación altamente simbólico para sellar el pacto del creyente con Dios y Cristo.
En cierta época, al estar en un tribunal, listos para testificar, pondríamos nuestra mano en una Biblia. Nos preguntarían: «¿Juras decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, y si no, que Dios te lo demande?». Y nosotros diríamos: «Lo juro». Ese «jurar» y «si no, que Dios me lo demande», era la parte de amenaza hacia un corazón que creía que Dios era real y, por lo tanto, tenía la capacidad de monitorear, la presencia de intimidar y el poder de castigar. La broma sobre una nación sin Dios es que hemos eliminado la parte de «y si no, que Dios me lo demande». Por lo tanto, tales promesas no tienen poder para llegar a la verdad más allá que el miedo inducido por la propia capacidad del tribunal para monitorear, la presencia para intimidar y el poder para castigar… la cual es muy limitada.
Bautizarse es decir: «Juro seguir y obedecer a Cristo, el verdadero Cristo, y nada más que al verdadero Cristo, y si no que Dios me lo demande».
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