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NOTAS DE LA CLASE: EL EVANGELIO COSECHADO

¡Cristo vive en ti!

Estudio del libro de Gálatas

El enfoque de la carta de Pablo a los Gálatas está en el verdadero evangelio de Jesucristo. Pablo da una explicación clara del evangelio para contra restar un evangelio falso que predicaban algunos judíos que intentaban confundir a los cristianos para que pensaran que necesitaban convertirse en judíos para ser salvos. Por supuesto, este era un mensaje falso y engañoso.

Pablo dice en Gálatas 5:16-18:

Anden en el Espíritu, y así jamás satisfarán los malos deseos de la carne. Porque la carne desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu lo que es contrario a la carne. Ambos se oponen mutuamente para que no hagan lo que quisieran. Pero si son guiados por el Espíritu, no están bajo la ley.

No eres libre hasta que estés libre del deseo pecaminoso que te pone en conflicto con el Espíritu y hace que tengas una influencia negativa en los demás. Pablo continúa detallando a qué pueden conducir estos deseos pecaminosos, básicamente diciendo esto: el Evangelio dice que no eres libre hasta que no estés libre de tener que ceder a los deseos de tu carne a costa de otras personas.

Luego, en Gálatas 5:22-23, Pablo contrasta este control del pecado con la libertad que se puede encontrar cuando alguien está lleno del Espíritu de Dios, diciendo:

Pero el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio. Contra tales cosas no hay ley.

Entonces, cuando realmente entendemos el evangelio de Jesucristo y lo encontramos al pie de la cruz, tenemos estas dos posibilidades en nuestras vidas. Podemos sembrar semillas de la carne y cosechar pecado y destrucción, o podemos sembrar semillas del Espíritu, producir el fruto del Espíritu y cosechar la vida eterna. 

Cuando recibes el Espíritu Santo, no significa que tu carne, o tu naturaleza humana separada de Dios, simplemente desaparece. Aún no estás perfeccionado. El egoísmo no se elimina mágicamente de ti. Los deseos pecaminosos todavía están presentes dentro de ti. De hecho, sigues siendo humano. 

Todos los días tenemos que elegir, y esa elección está determinada por el tipo de semillas que estamos sembrando en nuestras vidas. Si cedemos regularmente a nuestros deseos pecaminosos, cosecharemos corrupción en nuestras vidas.

Si continuamos sembrando semillas de corrupción, debemos examinarnos para ver si verdaderamente hemos nacido de nuevo. Aquellos que han nacido de nuevo deberían mostrar más y más el fruto del Espíritu. Como leímos antes, Pablo nos da una lista que describe cómo el fruto del Espíritu será claramente visible o manifiesto en la vida de un creyente.

No debemos estar cómodos o contentos si uno o más de ellos faltan. En cambio, eso debería ser motivo de preocupación y debería llevarnos aclamar a Dios y pedir Su gracia y fortaleza para crecer en esa área. No debemos desanimarnos por nuestras faltas, sino que debemos ser honestos. Debemos estar dispuestos a reconocer lo que nos falta y clamar a Dios, dándonos cuenta de que Él puede ayudarnos a crecer hasta convertirnos en lo que Él desea que seamos. Queremos ser personas que muestren estos frutos eventualmente para que otros también puedan probar Su bondad. 

Al concluir, considera lo que Pablo dice en Gálatas 2:20:

Con Cristo he sido juntamente crucificado; y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en la carne, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios quien me amó y se entregó a sí mismo por mí

¿Puedes decir lo mismo de ti? ¿Tu vida muestra una cosecha de este “fruto espiritual”? Si no es así, clama hoy a Jesús para que te salve y te renueve. Él puede hacer eso, y le encantaría hacerlo. Y si ya eres una nueva creación en Cristo, ora para que el Espíritu de Dios continúe manifestando el fruto que proviene de la siembra de semillas espirituales.


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Michelle Cruz