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NOTAS DE LA CLASE: LA ESPERANZA BENDITA

¡Jesús regresará por nosotros!

Estudio del libro de Tesalonicenses

Puedes darte cuenta de que la gente tiende a adoptar uno de los dos extremos en lo que respecta a la Segunda Venida de Cristo. El primer extremo consiste en ni siquiera pensar en ello. Algunos piensan: "La vida cristiana es una buena vida, moral y fructífera, y es suficiente. No hay necesidad de preocuparse por nada porque sabemos que algún día, cuando muramos, nos esperan cosas buenas". Desde este punto de vista, la segunda venida de Cristo no tiene nada que ver con tu motivación actual o tu sistema de valores; no afecta tu vida de manera significativa.

Pablo deja claro en su carta a los Tesalonicenses que la esperanza del regreso de Cristo debe emocionarnos y motivarnos. ¿Por qué? Porque tenemos la certeza de que no enfrentaremos una eternidad separados de Dios. ¡Nos encontraremos con Cristo y no tendremos por qué sentir miedo ni vergüenza! Somos inspirados y fortalecidos en esta esperanza, que sostiene nuestra fe y amor, aún en medio de cualquier sufrimiento. Sabemos que las recompensas valdrán ese sufrimiento, pues esperamos una presencia eterna y permanente con nuestro Creador.

El otro extremo es obsesionarse con el regreso de Jesús. Algunos en Tesalónica están tan abrumados por la idea del regreso de Jesús que abandonan la vida normal y dejan de vivir la Gran Comisión. ¡Olvidan y niegan aquello a lo que Cristo los ha llamado en el presente! Este extremo puede llevar a los creyentes a desconectarse de la sociedad, la comunidad de la iglesia y el largo proceso de ser transformados a la imagen de Cristo. Puede impedirles cumplir su propósito aquí y ahora, al hacer que dejen de ser testigos de Dios mediante una vida bien vivida. Es como si algunos hubieran dejado de trabajar y pasaran todo el tiempo de pie, mirando al cielo esperando a Jesús.

Pablo es sensible al dirigirse a estos creyentes. En su apertura, Pablo incluso elogia su entusiasmo, diciendo en 1 Tesalonicenses 1:9: "y cómo ustedes se convirtieron de los ídolos a Dios para servir al Dios vivo y verdadero y para esperar de los cielos a su Hijo..." Aun así, todavía tienen trabajo que hacer mientras esperan a Jesús. Ese trabajo incluye tanto las cosas de la vida normal, como el matrimonio, el trabajo, los hijos, el cuidado de los padres ancianos, etc., como también las cosas de la vida espiritual: el testimonio, la misión, el ministerio, el discipulado y la transformación a la imagen de Jesús.

Esta es la bendita esperanza de la Iglesia: que seremos resucitados de entre los muertos para que podamos estar con el Señor. No es una esperanza superficial de que volveremos a la vida y viviremos para siempre. No, nuestra esperanza es Cristo mismo, estaremos con Él para siempre. Jesús nos dice en los evangelios que cuando Él regrese, será como un novio que viene por Su novia. Él nos reunirá consigo mismo, y estaremos con él. Jesús es nuestra Esperanza Bendita, y podemos tener confianza y encontrar una gran esperanza en la verdad de que Él regresará por nosotros.

Para cerrar, centrémonos en lo que sabemos con certeza. Primero, Jesús regresará. Ha prometido regresar, y Pablo reitera esa promesa. Segundo, sus fieles seguidores se unirán a Él en Su reino para siempre, ya sea que estén vivos o muertos. Sabemos que la muerte no es el final; lloramos a los que hemos perdido, pero también tenemos esperanza en un futuro reencuentro.


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