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EL TIEMPO DE LA COSECHA HA LLEGADO

Trabajaba cerca de una granja y me fascinaba observar cómo los campos pasaban de ser simples plántulas a plantas maduras. Cuando llegaba la temporada de cosecha, los campos se llenaban de actividad. ¿Por qué? Porque el tiempo apremiaba. Si dejas la cosecha en el campo demasiado tiempo, se echa a perder. La cosecha no es algo que se puede dejar para el último momento. Requiere concentración, preparación y trabajo arduo. Jesús, al hablar sobre la cosecha, enseñó a sus discípulos a observar el campo, orar por la cosecha y prepararse para ser trabajadores. En Mateo 9:35-38, vemos el amor de Jesús por los perdidos, su paciencia con sus discípulos y un llamado urgente a unirse a la cosecha. Reflexionemos sobre tres puntos de este breve pero profundo pasaje.

La compasión en acción

Me encanta cómo Mateo describe que Jesús no solo veía a la multitud, sino que sentía compasión por ellos. En todo este capítulo, Jesús ha realizado milagros: sanó a un paralítico, resucitó a una niña, abrió los ojos de un ciego y expulsó demonios. Esto causó un gran revuelo entre la gente, y los discípulos probablemente pensaron que esto era maravilloso para el movimiento. Sin embargo, Jesús vio algo diferente. No solo vio una multitud, sino a un grupo de ovejas que anhelaban un pastor. No estaban siguiendo a Jesús, sino que vagaban en busca de esperanza. Jesús, al ver su sufrimiento, actuó con compasión. Sabía que su mayor necesidad era encontrarlo a Él como su Pastor. Solo Él podía protegerlos y guiarlos a pastos seguros.

Para Jesús, la compasión no era solo un sentimiento, sino una acción. No basta con ver a los perdidos y sentir pena por ellos; al igual que Jesús, debemos actuar con compasión. Jesús sanó, perdonó pecados y, más tarde, convocó a sus discípulos a prepararse y participar en la cosecha. La cosecha es, en esencia, a las personas que, angustiadas y espiritualmente errantes, necesitan ser reunidas en el Reino de Dios. Como creyentes, nuestra respuesta al ver un mundo perdido y solitario debe ser tener compasión y llamar a las personas a seguir al único Pastor que puede llenar el vacío de sus corazones. Permite que la compasión te impulse a la acción hoy.

La preparación no es vacilación

En Mateo 9:37, la palabra “entonces” conecta la necesidad de la cosecha con la escasez de obreros. La respuesta de Jesús ante la multitud fue convocar a sus discípulos a prepararse para la cosecha. Su declaración podría haber sido un tanto ofensiva para los discípulos: les dijo que la cosecha era abundante y estaba lista, pero que no había suficientes trabajadores. Ellos sabían que se esperaba que fueran los obreros, por lo que la corrección de Jesús fue clara: "Hay una cosecha, pero no estáis listos para ella."

Un vistazo a los capítulos anteriores revela un patrón de falta de fe entre los discípulos. A menudo, carecían de la fe necesaria para estar preparados para la cosecha. Los obreros del evangelio deben tener compasión que los impulse a la acción, pero también deben tener fe para ser enviados.

En muchos aspectos, somos como los discípulos. Yo, personalmente, a veces me veo reflejada en ellos. A veces, me falta fe. Veo la necesidad en el mundo, pero no siempre estoy preparada para la cosecha. Entonces, ¿qué les dijo Jesús a sus discípulos en respuesta a la abundante cosecha y la falta de obreros? Les pidió que oraran por más trabajadores. Y aunque ellos mismos eran los obreros, primero necesitaban orar para que Dios los preparara y enviara. Jesús no los envió de inmediato; primero los preparó a través de la oración.

No sugiero que necesites años de formación antes de compartir el evangelio, pero sí hablo de un discipulado constante. Como iglesia, debemos discipularnos mutuamente en todo momento. Si estamos en ese proceso, desde el momento en que seguimos a Jesús, estamos siendo preparados para la cosecha. Habrá tiempos en los que necesitaremos orar y buscar más profundamente a Jesús. Y está bien. Pero lo importante es actuar: ora para que Dios te prepare y luego comparte el evangelio. Habla con aquellos que no conocen al Pastor, ora antes, durante y después de hablar con ellos.

Invertir en la cosecha

La cosecha tiene un tiempo limitado. Lo mismo ocurre con la cosecha espiritual. El reloj avanza. No sabemos cuándo regresará Jesús ni cuándo se completará la cosecha. Nosotros somos los trabajadores, y tenemos una misión y un propósito: salir al campo con urgencia. No basta con ver la pérdida y sentir compasión; no sabemos cuándo se acabará el tiempo para nuestros amigos, familiares, vecinos o compañeros de trabajo.
Jesús les decía a sus discípulos que debían ir tan pronto como estuvieran preparados, porque la cosecha ya estaba lista.

La cosecha está madura, y es ahora el momento de trabajar en ella. Observa a las personas, ten compasión, y deja que esa compasión te lleve a la acción. Ora ahora para que Dios te prepare y luego invierte en la cosecha. Jesús nos llama a salir de la comodidad y entrar al campo. La cosecha está lista, ¿y tú, estás listo?


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