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NOTAS DE LA CLASE: EL PROFETA EZEQUIEL

¡Dios tiene un propósito para ti!

Estudio del libro de Ezequiel

Ezequiel, como Daniel, ayuda a desarrollar un tipo de comunicación literaria llamada literatura apocalíptica. La palabra "apocalíptico" significa "descubrir algo que está oculto". También puede significar “retirar el velo”. En términos bíblicos, Dios hace esto de “retirar el velo” a través de la revelación cuando le permite al profeta ver cosas que antes se mantenían en secreto u ocultas. Estos son a menudo, pero no siempre, eventos distantes que la Iglesia llama cosas "escatológicas" o "de los últimos días”.

Cuando decimos literatura apocalíptica, nos referimos a más que sólo la palabra. Nos referimos a un estilo particular de escritura que se hizo popular a lo largo de los siglos, desde el exilio hasta la era de la Iglesia primitiva. La literatura apocalíptica predica su mensaje mediante el uso de símbolos imaginativos. Estos símbolos a menudo son realmente misteriosos para los lectores de hoy en día, pero bastante familiares en referencia al mundo pagano que rodea a los exiliados. Solo unos pocos libros bíblicos usan este estilo, principalmente Daniel, Ezequiel y Apocalipsis, pero hay muchos ejemplos de tales obras en los escritos judíos entre el Antiguo y el Nuevo Testamento.

El tema general de la profecía de Ezequiel es la destrucción y restauración gloriosa de Jerusalén. En los capítulos 1 al 24, enfatiza la destrucción de Jerusalén y los pecados que la demandan. Luego, en los capítulos 25-32, profetiza contra la nación que destruirá a Jerusalén.

En los capítulos 33 al 40, su mensaje es: ¡Jerusalén se levantará de nuevo! Ezequiel se une a Jeremías para presentar un mensaje de esperanza y profetiza las bendiciones deDios sobre su pueblo. En los capítulos 40 al 48, nos da una profecía del futuro; una visión de los últimos días, donde ve un templo sobre natural glorificado en el mismo lugar donde una vez estuvo el templo de Salomón.

Hay tres detalles que no deberíamos pasar por alto:

Lo primero que hay que tener en cuenta es que esta escena única prepara el escenario para la teofanía... la aparición de Dios, quien viene sentado sobre un trono. Ezequiel 1: 26-28, cuenta todo el desenlace, cuando Dios viene detrás de estas criaturas vivientes como un Rey conquistador de la antigüedad con Su ejército, una escena aterradora:

“Y sobre la expansión que había sobre sus cabezas se veía la figura de un trono que parecía de piedra de zafiro; y sobre la figura del trono había una semejanza que parecía de hombre sentado sobre él. Y vi apariencia como de bronce refulgente, como apariencia de fuego dentro de ella en derredor, desde el aspecto de sus lomos para arriba; y desde sus lomos para abajo, vi que parecía como fuego, y que tenía resplandor alrededor. Como parece el arco iris que está en las nubes el día que llueve, así era el parecer del resplandor alrededor.
Esta fue la visión de la semejanza de la gloria de Jehová. Y cuando yo la vi, me postré sobre mi rostro, y oí la voz de uno que hablaba.”

Lo segundo en lo que hay que centrarse es que esta visión es abrumadora para el profeta mismo. Por lo tanto, no es el único que se siente un poco intimidado por ello. Ezequiel lucha por encontrar las palabras correctas para describir lo que está viendo. En todo momento, dice repetidamente, "como", "algo como”, "parecido", "algo que parecía", “algo como si", “algo semejante" e incluso, "la apariencia y semejanza de”. ¡Es difícil explicar una experiencia así!

Finalmente, la tercera cosa en que se enfocan en esta visión es esta: la aparición de Dios conduce al desgarrador llamado de Ezequiel al ministerio profético en el capítulo 2. Primero, Ezequiel dice que cayó de cara a los pies de Dios. Entonces, dice Ezequiel 2:2

“Y luego que me habló, entró el Espíritu en mí y me afirmó sobre mis pies, y oí al que me hablaba.”

Va a necesitar al Espíritu Santo, porque su llamado es aún más sombrío que el de Isaías.

El Libro de Ezequiel menciona con frecuencia al Espíritu de Dios en la dimensión personal. Describe el Espíritu que viene sobre él, y dentro de él, lo levanta y de muchas maneras, lo fortalece para un ministerio de desafíos.

Ezequiel es un ejemplo asombroso de entrega total a Dios. Algunas de las tareas que Dios le da están más allá de la capacidad humana, y ciertamente más allá de la fuerza de voluntad humana normal. Un punto de aplicación para nosotros sería darnos cuenta de que el Dios que envía a Su Hijo y Su Espíritu, ciertamente nos dará poder para hacer lo que Él pide. Cuando Ezequiel se hace a sí mismo a un lado, renunciando a su propia voluntad, Dios puede hacer cosas imposibles a través de él.

Ezequiel no pudo funcionar completamente como sacerdote, durante los oscuros días del cautiverio en Babilonia. En cambio, está llamado a cumplir un propósito especial en el plan de Dios. Dios lo nombra centinela sobre la casa de Israel para que hable. Habla en contra del pecado, habla de arrepentimiento y habla de restauración. Ezequiel se refiere con frecuencia a los eventos de los tiempos finales porque aquí es donde se encuentra la última esperanza para los hijos de Israel.

Ezequiel nace como sacerdote en Jerusalén. Pero, el Señor lo llama a ser un profeta entre los cautivos en Babilonia. El Espíritu Santo habita en él y lo ayuda a cumplir el ministerio al que está llamado. Dios responsabiliza a Ezequiel de advertir a los malvados. Dios también le dice que espere instrucciones sobre cuándo hablar y cuándo no hablar.


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Michelle Cruz