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DIOS USA PERSONAS ORDINARIAS PARA COSAS EXTRAORDINARIAS

Somos instrumentos en las manos de Dios

Estudio de Éxodo

Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
— Mateo 5:13-16

Nuestro llamado es a dar las buenas nuevas y rogar al mundo que se reconcilie con Dios.

sí que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios
— 2 Corintios 5:20
Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
— Marcos 16:15

Nuestras capacidades y talentos ayudan, pero no son suficientes para salvar a las personas. Necesitamos al Espíritu de Dios sobre nuestras vidas, pues él es quien convence al mundo de pecado; nosotros solo somos su instrumento.

Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.”
— Juan 16:8

Moisés es un gran ejemplo de lo que una persona “ordinaria” puede llegar a ser y hacer para llevar a las personas a su libertad en Dios.

Aparte de los cuatro secretos espirituales que debemos aprender en esta clase, la vida de Moisés nos enseña lo siguiente:

  1. Fue obediente a pesar de sus limitaciones.

Aun cuando estaba muy consiente de sus carencias, hizo lo que Dios le mandó a hacer.

Si nosotros vemos solo lo que nos falta o nuestros defectos, es muy probable que nunca nos movamos hacia adelante. Sin embargo, el deseo de hacer la voluntad de Dios en nuestras vidas debe ir más allá y ponernos en acción.

2. Moisés tenía un corazón de intercesor.

Durante toda su vida, vemos que siempre estuvo dispuesto a ponerse en medio de Dios y su pueblo. Aun cuando el pueblo desobedecía, él continuaba intercediendo en favor de las personas para pedirle a Dios misericordia para ellas.

Este es un sentir que debe haber también en nosotros.


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