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CONFIANZA EN EL EVANGELIO EN UNA ERA DE MIEDO Y VERGÜENZA

Por Charles Hegwood

¿Alguna vez te ha pasado esto? Estás hablando con un amigo y entonces, en la conversación, aparece la oportunidad de hablarle del evangelio. De repente, te sientes embargado por una sensación de aversión y estrés que sabes que no deberías sentir. Más tarde, quizá intentas analizar por qué te sentiste así. ¿Podría ser vergüenza? Tal vez. ¿Podría ser miedo a qué decir? Probablemente. De cualquier manera, un buen recordatorio para nosotros hoy fue capturado por el apóstol Pablo hace casi dos mil años. Pablo nos recuerda por qué no debemos avergonzarnos, sino ser empoderados por el evangelio. Esa era su motivación y también debería ser la nuestra. 

 

Romanos 1:15-17 es un pasaje bien conocido de las Escrituras. Y es vital para nosotros en nuestros esfuerzos de evangelización. Pablo nos recuerda que deberíamos estar ansiosos por compartir el evangelio y no avergonzarnos de él porque el evangelio es el poder y la justicia de Dios para salvar a los que creen. 

 

Prontitud para compartir el evangelio 

En el versículo 14, Pablo les dice a los romanos que se sentía obligado a compartir el evangelio con los gentiles. Esta deuda no es por una carga, sino por nuestra misión. Al igual que Pablo, no permanecemos en esta Tierra simplemente para existir y disfrutar de la vida, sino que tenemos una misión: una misión de evangelización. Para Pablo, esta misión le dio la prontitud para compartir el evangelio con los gentiles en Roma. Anhelaba fortalecer su fe. Nunca nos movemos más allá de la belleza y el poder del evangelio. Más sobre esto más adelante. De vuelta a Pablo. Pablo estaba ansioso por llegar a Roma y predicar el evangelio. Una marca de un discípulo saludable es que tenga ímpetu por compartir el evangelio con quienes lo rodean. Compartir el evangelio es nuestra misión. Si te estabas preguntando qué hacer con tu vida, o qué es a lo que Dios te llamó, es simple y claro: comparte el evangelio con tantas personas como puedas. Y ten el ímpetu de hacerlo. 

 

Confiado en el evangelio 

Tal vez hoy digas que tienes el fuerte deseo de hacerlo, pero, como mencioné anteriormente, a veces te pones nervioso y tal vez te sientas un poco avergonzado cuando compartes el evangelio. A veces yo también me pongo nervioso cuando tengo la oportunidad de compartir el evangelio. La carta de Pablo a los romanos en general, y estos pocos versículos en particular, me animan y espero que te animen a ti también. ¿Por qué? Pablo dijo que el evangelio es el «poder de Dios». No debemos temer compartir el evangelio porque el poder de Dios se muestra en él. Vemos que, a través del evangelio, Dios tiene el poder sobre el pecado y la muerte. No hay nada que pueda abrumar o superar a Dios. Después de todo, Pablo dijo que el evangelio es el poder de Dios para salvar. El poder del evangelio salva a los perdidos y moribundos de un mundo perdido y moribundo. 

 

No te avergüences y no temas decirle a un mundo perdido y moribundo que hay esperanza en el evangelio. La esperanza del evangelio no depende de nuestra capacidad o elocuencia, aunque tener eso es bueno, sino que el poder del evangelio descansa sobre los hombros de nuestro poderoso Dios. El evangelio es Su poder para salvar. Nuestra misión es compartirlo. Entonces, cuando te sientas avergonzado o cuando sientas temor al compartir el evangelio, recuérdate a ti mismo esta gran realidad. Recuérdate a ti mismo Romanos 1:16. Estoy convencido de que cuando recordemos que el evangelio es el poder de Dios para salvar, tendremos confianza para compartirlo con nuestros amigos y familiares. 

 

El alcance del evangelio

 Debemos tener confianza en compartir el evangelio porque es el poder de Dios para salvar. «Pero ¿salvar a quién?», quizá nos preguntemos. «A todo aquel que cree». Pablo habla de su obligación en el versículo 14, y podemos llamar a eso misión. De su prontitud en el versículo 15, y podemos llamar a eso motivación. De su confianza en el evangelio como el poder de Dios en el versículo 16, y podemos llamar a eso ánimo. Luego expresó su esperanza y el alcance del evangelio. La motivación y la confianza de Pablo es que Dios tiene el poder de salvar a todos los que vienen a Él con fe. Nuestra misión, confianza y motivación es llevar ese poder y esperanza a todas las personas. El alcance del evangelio es global. No conoce fronteras culturales ni geográficas. «Al judío primeramente, y también al griego». Aquí griego significa ‘el resto del mundo’. Pablo aquí tampoco está generando un nuevo alcance para un nuevo mensaje. El Antiguo Testamento siempre mostró que Dios tenía un alcance global para Su misericordia y gracia. Lo único nuevo es el nuevo pacto que se basa en la sangre de Jesús. ¡Es con este evangelio que podemos ir a todas las personas con confianza! 

 

La esperanza del evangelio

  «Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe». Nuestra confianza para compartir el evangelio está en nuestra esperanza del evangelio. Vemos que el evangelio es la revelación de la justicia y bondad de Dios. Podemos tener confianza y no avergonzarnos porque cuando compartimos el evangelio estamos haciendo algo más que solo hablar. Le estamos revelando la rectitud, la justicia y la integridad moral de Dios a un mundo perdido y roto. Eso debería inspirar la esperanza de que, al compartir el evangelio, la luz de Dios brille en un mundo oscuro. Ten esperanza mientras le hablas a la gente sobre el poderoso evangelio que estamos prontos a compartir.  

 

Ve con confianza en el evangelio

 Esto apenas araña la superficie de este gran y profundo pasaje de las Escrituras. Incluso al considerarlo tan por encima nos debe alentar en nuestras aventuras de evangelización. Una vez más, este es un gran recordatorio de que cuando nos sentimos avergonzados o temerosos con respecto a proclamar el evangelio, debemos recordar qué es el evangelio. El evangelio debe impulsar nuestra misión y darnos prontitud para contarles a otros acerca de esta gran verdad. Es el poder y la justicia de Dios para salvar a todos los que vienen a Él. Debemos ir a todas las personas y presentarles el poder de Dios y la esperanza que contiene. Deja que estos pensamientos te impulsen a ir con tus amigos y familiares para contarles del Dios que tiene el poder de salvar a todos los que vienen a Él. No te avergüences del evangelio, deja que te llene de poder y denuedo.


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Michelle Cruz