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¿CÓMO ESTUDIAR LA BIBLIA?

Jon Slenker

Dios eligió hablar a la humanidad a través de la Biblia. Por esto se la conoce como su "palabra". Se ha dicho que cuando abres la palabra de Dios, abres la boca de Dios. Es importante saber cómo estudiar la Biblia no solo para conocer el libro, sino para conocer al Autor. Aprender cómo estudiar la Biblia es un viaje increíble lleno de emoción, belleza, sabiduría, amor profundo y justicia firme. A veces tiene perfecto sentido en el momento perfecto, otras veces la dejas y tienes más preguntas que cuando empezaste.

Al pueblo de Dios se le manda estudiar su palabra (Jos. 1:8). Los beneficios de estudiar la Biblia son profundos y eternos. Cuando estudies, tómatelo con calma, sé paciente, orando y siendo cauteloso para no saltar a conclusiones. Aprender cómo estudiar la Biblia por ti mismo te da la libertad de conocer y relacionarte con Dios de maneras más personales y prácticas. También ayuda a saber cuándo alguien está manejando mal el significado y propósito del texto. La Biblia nos advierte y nos anima a confiarla a aquellos que serán fieles oyentes, estudiantes y hacedores de ella. El desafío permanece en que muchos interpretan la Biblia erróneamente ya sea intencionalmente o accidentalmente. Interpretar la Palabra de Dios es un arte y ciencia que debe practicarse con cuidado.

3 Fases del Estudio Bíblico

1.Observación

La primera fase del estudio bíblico es la Observación. Al abrir la palabra de Dios, acércate con reverencia, humildad y una curiosidad saludable. A veces estudiamos por diferentes propósitos. Podemos estudiar un tema o doctrina, una palabra, verso o un libro o carta entera. Una práctica saludable para estudiar la Biblia es un libro a la vez. Lee el libro en su totalidad como verías una película. Luego vuelve al principio y practica observación, interpretación y aplicación para cada capítulo. La observación, interpretación y aplicación pueden usarse para un pasaje que contenga unos pocos versos o uno. Recuerda el contexto más amplio. No te pierdas del bosque por entretenerte en los árboles. Un estudiante de la Biblia es como un detective intentando ver el panorama completo, juntando correctamente datos importantes.

Tomarte tu tiempo estudiando un libro o carta entero durante semanas o meses es útil para entender la Biblia en su totalidad. El estudiante no debe acercarse a un texto simplemente para ganar conocimiento, sino para permitir que obre en su corazón, mente, alma y ponerlo en práctica. Convertirse en un buen observador es una habilidad adquirida. Es nuestra primera línea de defensa para no malinterpretar el texto o hacer que se trate sobre nosotros mismos. La observación nos alinea correctamente y nos coloca en la audiencia, no en el escenario.

Preguntas para la Observación

  • ¿Quién?: Autor, audiencia, personajes.

  • ¿Qué?: Eventos, ocasiones, tema, tópico.

  • ¿Cuándo?: Cómo era la vida, eventos globales que ocurrieron durante ese período de tiempo.

  • ¿Dónde?: Lugar y cultura, clima, distancia, geografía, topografía, mercado, templo, hogar.

A medida que construyes evidencia, registra cosas que te llamen la atención y sean enfatizadas, repetidas, relacionadas, similares, diferentes o verdaderas. Durante la observación, lucha contra el sentimiento de dar sentido a las pistas. Anota las preguntas que tengas, pero evita responderlas en este momento. ¡Sigue inspeccionando!

2. Interpretación

La segunda fase es la Interpretación. Ahora que has recolectado tus datos, es tiempo de darles sentido. Esto puede ser difícil a veces debido a barreras de lenguaje, culturales o de comunicación. La interpretación es importante. En todo el mundo, la Iglesia se reúne en diferentes denominaciones únicamente por el propósito de cómo interpretamos la Biblia. Es importante que estudies la Biblia para conocer a Dios y sus caminos, y para desarrollar tus propias convicciones y creencias sin necesitar depender únicamente de las de alguien más. Saber cómo estudiar la Biblia como un observador fiel e intérprete nos revela los pilares y principios que Dios estableció. Él quiere que seamos conocedores, sabios y conscientes para vivir una vida abundante, tranquila y pacífica (Juan 10:10; 1 Tes. 4:11).

Características de la Biblia

Como Dios, su palabra es inmutable y eterna (Salmos 119:89). No se contradice a sí misma ni contiene errores. Está inspirada, lo que significa que fue "soplada" por Dios (Salmos 119:105). La Biblia se afirma a sí misma como la Palabra de Dios santa e inspirada (1 Cor. 2:12-13). La Biblia cuenta una historia unificada centrada alrededor del personaje principal, Cristo (Rom. 1:1-4). Jesús mismo modeló cómo interpretar las cosas concernientes a Cristo en todas las Escrituras, comenzando con "Moisés y todos los Profetas" (Lucas 24:27). Pedro seguiría su ejemplo predicando en Pentecostés (Hechos 2:14-36). Esteban, imitó esto en Hechos 7, cuando fue martirizado por predicar desde una interpretación de la Biblia centrada en Cristo.

Pablo enseña que la justicia de Dios viene por fe y no por obras, explicando que “ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios atestiguada por la Ley y los Profetas. Esta es la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo para todos los que creen. Pues no hay distinción" (Rom. 3:21-22). Estos pasajes nos muestran que el Antiguo Testamento es la fundación del Nuevo Testamento, y el Nuevo Testamento asume y afirma el Antiguo Testamento.

Comienza tu interpretación estableciendo el contexto. Usando la información de tu observación, determina la intención del autor al escribir este libro o carta. Haz las siguientes preguntas para construir el contexto original, significado y propósito. Responde las preguntas que se relacionen.

Preguntas para la Interpretación

¿Cuál es el punto principal o la idea general del libro o carta?

  • ¿Cuál es la estructura del libro o carta? ¿Hay secciones del libro que trascienden los capítulos? Los 5 “libros” o secciones de Salmos son un buen ejemplo de esto. Capítulos 1-41, 42-72, 73-89, 90-106 y 107-150 cada uno tiene un tono o tema único.

  • ¿Cómo encaja este texto o pasaje en el libro en su totalidad?

  • ¿El autor habla de este tema en otro lugar?

  • ¿Cuál es la razón?

  • ¿Qué eventos están teniendo lugar y por qué el autor los incluye?

  • Determina una línea de tiempo de eventos según sea útil.

  • ¿Cuál es el género de escritura? (¿Es narrativa histórica, poesía, profecía, un relato de testigo ocular o cuenta secundaria?).

  • ¿Qué dice sobre la naturaleza de Dios o del hombre?

  • ¿Cómo se relaciona Dios con el hombre y viceversa?

  • ¿Cómo se relaciona el hombre con el hombre?

  • ¿Hay una verdad siendo contada?

  • ¿Hay una promesa en la que creer?

  • ¿Hay un pecado que evitar?

  • ¿Hay un mandamiento que obedecer?

  • ¿Hay un principio a seguir?

  • ¿Hay un ejemplo a seguir?

  • ¿Ha cambiado ritmo de un relato para enfatizar algo importante?

  • ¿Qué se está omitiendo?

  • ¿Qué está claro o poco claro?

A medida que trabajas para unir las piezas, lucha contra el impulso de aplicarlo a ti mismo o a otros. Determina cuál es el punto principal del texto. ¿Qué quiere el autor que el destinatario sepa, crea o haga? ¿Hay un tema, tópico o creencia que el autor destaca explícita o implícitamente? La interpretación centrada en Cristo no significa que debas voltear cada roca intentando encontrar alguna relación con Cristo, pero sí busca saber cómo Cristo cumple, se relaciona o afirma el punto principal del texto, ya sea en su nacimiento, vida, ministerio, liderazgo, sacrificio, resurrección o enseñanzas. Finalmente, Utiliza otras fuentes como diccionarios, concordancias, atlas o comentarios. Deja que la Escritura interprete a la Escritura antes de consultar fuentes externas.

3. Aplicación

La fase final del estudio bíblico es la Aplicación. Aquí es donde aplicamos las verdades y enseñanzas del pasaje estudiado a nuestras propias vidas. Recuerda que la interpretación es una, pero la aplicación es múltiple. Pablo le dice a Timoteo que tenga cuidado de sí mismo; por lo tanto, deberíamos continuar inspeccionándonos y conociéndonos a nosotros mismos (1 Tim. 4:16): Nuestras creencias, rasgos, tendencias, emociones, debilidades, incapacidades, cómo respondemos o reaccionamos bajo estrés (Rom. 12:3). Tenemos que conocer a Dios para seguirlo y conocernos a nosotros mismos para liderarnos. Los dos no son mutuamente excluyentes.

Preguntas para la Aplicación

¿De qué maneras aplicó la audiencia original las verdades transmitidas a ellos?

  • ¿Cómo podrían haberla aplicado en su contexto?

  • ¿En qué somos similares o diferentes a ellos?

  • ¿Cómo deberíamos ser similares o diferentes a ellos?

  • ¿Hay alguna tendencia o rasgo que el Espíritu esté trayendo a la mente?

  • ¿Qué me está DICIENDO Dios?

  • ¿Cómo debo OBEDECER?

  • ¿Con quién debo COMPARTIR esta verdad?

  • ¿Cómo debería afectar la Palabra de Dios a mi carácter, conducta o conversaciones?

  • Cómo debería afectar esta verdad a mis:

○ Actitudes - hacia Dios, otros, circunstancias, a mí mismo

○ Conocimiento de Dios

○ Comportamiento - hábitos, reacciones positivas o negativas

○ Relaciones - ¿Dónde necesito perdonar, buscar perdón, animar, reprender, someterme, liderar?

La aplicación requiere una decisión y un plan de acción específico para permitir que el Espíritu Santo haga parte de nosotros los principios bíblicos. Los hábitos tardan unos tres meses en ser reemplazados. Nuestras tendencias están arraigadas en nosotros, y Dios desea un comportamiento que nos honre a nosotros mismos, a nuestra gente y a Él. Pero estudiar la Biblia no es solo modificación del comportamiento o comprensión, se trata de salvación, verdad, transformación y relación con Dios y el hombre. Estudiar la Biblia debería prepararte para una vida de adoración a Dios y para buscar el bien de los demás.

La aplicación es "mejor servida" con oración y meditación. ¿Qué te está diciendo Dios? Pregúntale. ¿Qué quiere que sepas? ¿A qué quiere que te aferres? ¿De qué te advierte? ¿De qué quiere consolarte? Deja que su Palabra sea ungüento para sanar, hierro para afilar, más dulce que la miel, pastos verdes llenos de paz, una vara para disciplinar y un bastón para dirigir.


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