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CÓMO ENFRENTAR EL TEMOR Y CÓMO LUCHAR CONTRA ÉL

Por Marlo Swanson, blogger invitado de Foundations de ICM

Temor. Una palabra muy pequeña que puede tener un impacto masivo en nuestra vida. Dios tiene mucho que decir sobre el temor, habla de él más de 365 veces en la Biblia (¿será una coincidencia que también haya 365 días en un año?). De todos esos versículos, veamos algunos que nos darán una mayor comprensión del temor, y cómo podemos enfrentarlo y combatirlo.

¿Qué es el temor?

Todos tenemos una comprensión básica de lo que es el temor. Puede ser etiquetado como ansiedad, preocupación, aversión, horror, pánico, una fobia, o una plétora de otras cosas además de temor, pero ¿qué dice la Biblia que es?

En 2 Timoteo 1:7 dice: «Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio». Este versículo declara que el espíritu que Dios nos da no incluye temor. También nos dice que Dios nos dio un espíritu de amor, poder y dominio propio, lo cual es opuesto al temor. También nos dice en nuestro versículo siguiente, en 1 Juan 4:18, que: «En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor». Por lo tanto, el temor no está en el amor, y el amor perfecto puede deshacerse del temor. Los versículos justo antes de este pasaje describen que Dios es amor, y que aquellos que permanecen en amor, permanecen Él, y serán aceptados por Él. Por lo tanto, el temor no es parte del espíritu que Dios nos da, y Su amor perfecto puede echarlo fuera.

Entonces, ¿cómo enfrentamos el temor?

Muchos versículos nos dicen que no temamos, y luego nos dicen que Dios nos ayudará; como los que se encuentran en Isaías 41:10 y 41:13: «No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia», y de manera semejante: «Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo». Me encantan estos versículos por la forma en que están escritos para nosotros. En ambos, el Dios del universo nos está instruyendo de la misma manera que un buen padre lo hace con el niño al que ama. Un padre puede decirle a su hijo que no toque el quemador caliente para que no se lastime, o a su hija que no salga corriendo a la calle para que no la atropelle un coche. Los buenos padres amorosos guían e instruyen a los niños que aman para tratar de enseñarlos y ayudarlos.

El padre tiene la experiencia y la perspectiva externa de la vida que un niño pequeño no tiene. Dios también tiene el mismo tipo de perspectiva, la cual es más grande que lo que podemos comprender. Pero Dios nos se queda ahí. No solo nos ordena que no temamos. También nos da una promesa en estos versículos: nos tomará de la mano y caminará con nosotros. Cierra los ojos e imagínate eso por un momento. Mira a Jesucristo sosteniendo tu mano derecha y ayudándote en tiempos de temor y preocupación. ¡Qué promesa! ¡No estamos enfrentando nuestro temor solos! Él está allí mismo ayudándonos.

¿Cómo combatimos el temor una vez que lo enfrentamos?

No lo hacemos. Sé que suena loco, pero déjame explicarte lo que quiero decir. Aprendimos que el amor perfecto echa fuera el temor, y Dios es el amor perfecto. Tenemos que permanecer o morar en Él y, por lo tanto, en Su amor. ¿Cómo permanecemos en Él? Confiamos en Dios y lo buscamos. Así pues, eliminar el temor de nuestra vida no es tanto luchar contra el temor, sino confiar y permanecer en el amor de Dios, y pedir Su ayuda. Salmos 44:4 dice: «Busqué a Jehová, y él me oyó, / Y me libró de todos mis temores». Vemos en este versículo que Dios luchó por el salmista, y lo libró de su temor.

Ahora, tenemos un papel que desempeñar aquí también. Si estamos poniendo dentro de nosotros más del mundo que de Dios y Su amor, entonces eso es lo que va a salir de nosotros. Así como nadie puede sobrevivir con comida chatarra y dulces todo el tiempo, nosotros no podemos subsistir con programas de televisión, películas, TikToks y las noticias de Facebook. La forma en que permanecemos en Dios es por medio de meditar en Sus palabras, que son Su historia de amor para nosotros. Cuando hacemos esto, permitimos que Sus palabras edifiquen nuestra fe y nos ayudan a confiar en Él para guiarnos y ayudarnos.

No podemos leer la Biblia sin ver cuánto nos ama el Señor. Jeremías 29:11 es un ejemplo perfecto de esto: «Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón». Por lo tanto, Él tiene un plan para cada uno de nosotros, y Su plan es prosperarnos y darnos un futuro esperanzador. El hebreo original aquí para prosperar se define como ‘completitud, solidez, bienestar, paz, seguridad, tranquilidad y calma’ por mencionar solo algunos. Todos esos suenan como lo opuesto al temor. Cuando oramos y tratamos de permanecer en Él, Él nos escucha. Su plan es reemplazar el temor que viene contra nosotros y, en su lugar, darnos Su amor y paz perfectos.

Conclusión

Hemos aprendido que el temor es real, y viene a nosotros a través de muchos nombres diferentes. Independientemente de cómo se manifieste en nuestras vidas, para lidiar con ello, tenemos que enfrentarlo. Pero, la gran noticia es que no lo estaremos enfrentando solos. Dios promete nunca dejar nuestro lado, y ayudarnos. A medida que lo buscamos y pedimos Su ayuda, aprendemos a permanecer en Él y en Su amor. Él nos libra de nuestros temores al llenarnos con la única cosa que puede luchar contra nuestro temor por nosotros: Su amor perfecto.

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