NOTAS DE LA CLASE: CARÁCTER CRISTIANO
Jesús nos da un perfil del carácter de Cristo a través de ocho buenas actitudes:
1. Ser pobre en espíritu y saber que no tienes lo que Dios demanda en ti mismo.
2. El duelo como alguien que experimenta una participación transformadora en el sufrimiento humano.
3. Mansedumbre como alguien que ha sometido sus habilidades y ambiciones a Dios.
4. Sed de justicia como alguien que pone correctamente a Dios en primer lugar en la lista de prioridades.
5. Misericordia al compartir el corazón bondadoso, amoroso y perdonador de Dios por los demás.
6. Pureza de corazón teniendo tus deseos ordenados por el Señor.
7. Hacer la paz como alguien que busca sanar la enemistad entre los hombres y su Hacedor.
8. Perseguidos por justicia como aquellos que valientemente pelean en el combate del hombre contra su creador.
Algunas de estas bienaventuranzas son aquellas actitudes santas que nos acercan más a Dios. Las otras bienaventuranzas son las relaciones que nos hacen más eficaces entre los hombres.
Las primeras dos Bienaventuranzas nos muestran el primer secreto espiritual “Yo no puedo, pero Él sí puede".
La primera es esta: "No puedo lograr tener el carácter como el de Cristo, pero Él puede, y Él está conmigo". Bienaventurados los pobres de espíritu que gimen mientras aprenden que no pueden alcanzar la santidad, pero Jesús lo puede hacer a través de ellos. Podrías resumir esas dos primeras Bienaventuranzas de esta manera: "No puedo ser sal y luz, Señor. Pero Tú puedes, y Tú estás conmigo".
Ahora, la tercera y cuarta bienaventuranzas nos enseñan el segundo secreto espiritual: "No quiero, pero Él quiere”. La mansedumbre tiene que ver con someter nuestra voluntad a la voluntad de Dios. Bienaventurados los mansos que tienen hambre y sed de justicia.
La quinta y sexta bienaventuranzas describen a la persona misericordiosa que ama incondicionalmente con un corazón puro y que nos enseña el tercer secreto espiritual: "Yo no soy, pero Él es".
Cuando habla de que el amor de Dios se manifiesta incondicionalmente a través de sus discípulos, puedes resumir la quinta y sexta bienaventuranzas de esta manera: "Yo no soy el amor perfecto, pero Él lo es, y Él está conmigo". El tipo de amor que se necesita para encontrar una solución allá abajo, al pie de la montaña, entre los quebrantados y hostiles, es el tipo de amor que solo Dios puede darte. La buena noticia es que ha prometido estar contigo. Por lo tanto, por la gracia de Dios, tienes el potencial de ser una parte importante de la solución de Jesús para todas las necesidades humanas.
Si entiendes las Bienaventuranzas, te das cuenta de que Jesús está diciendo: “No se trata de quién eres; se trata de Quién es Dios. No se trata de lo que puedas hacer; se trata de lo que Dios puede hacer. No se trata de lo que quieras; se trata de lo que Dios quiere. Cuando te conviertes en la sal de la tierra y la luz del mundo, entonces le das a Dios la gloria y dices: "No fue lo que hice. Fue lo que hiciste porque estabas conmigo".
De acuerdo a Mateo, volverse un Cristiano se trata de hacerse un siervo de Cristo... convertirte en Sus manos y pies en este mundo. Mateo dice que Jesucristo es Rey de reyes y Señor de señores. Él está buscando personas humildes y ordinarias que vengan y se sometan a Él; personas que digan: "Quiero ser parte de Tu solución. Quiero ser parte de Tu respuesta, e incluso estoy dispuesto a morir por Ti". Ese es el desafío que implica convertirse en cristiano, como se presenta en El Sermón de la Montaña. Deja que estas palabras de Jesús te muevan a hacer ese compromiso hoy mismo.
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