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NOTAS DE LA CLASE: ROPA PARA CONVIVIR

¡Vence la batalla espiritual!

Estudio del libro de Efesios

Dios ha colocado a estos líderes en la iglesia para que puedan enseñar y entrenar a todos los demás miembros de la congregación para el ministerio. Según Pablo, los líderes de la iglesia son los entrenadores, mientras que los miembros de la iglesia son los jugadores en el campo. Todos están llamados a participar en la obra del ministerio del Reino, aunque pueda parecer diferente para cada uno. Este trabajo no se limita al servicio dominical, sino que ocurre cuando todos regresan a sus comunidades y siembran las semillas del Reino.

Pablo anima a los creyentes en Cristo a permanecer en la luz de la dimensión celestial, lo cual nos capacita para vivir como discípulos nacidos de nuevo y llenos del Espíritu.

En Efesios 6, Pablo nos enseña acerca de las batallas espirituales. Aquí, él utiliza la frase "lugares celestiales" en un contexto negativo, refiriéndose a los espíritus malignos que se encuentran allí. Efesios 6:10-12 dice:

Por lo demás, fortalézcanse en el Señor y en el poder de su fuerza. Vístanse con toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo. Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra los gobernantes de las tinieblas de este mundo, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales.

Según Pablo, existen realidades espirituales en la vida cristiana. Al igual que navegamos por este mundo desde la perspectiva eterna de la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, debemos entender que nuestras luchas diarias tienen enemigos y poderes más oscuros detrás de ellas, aunque estos poderes no sean visibles físicamente. Nuestras luchas no provienen principalmente de otras personas ni de los peligros del mundo natural. Nuestros principales enemigos son lo que Pablo llama "fuerzas espirituales malignas".

Por lo tanto, la única forma en que podemos triunfar es siendo victoriosos sobre los poderes espirituales y no solo sobre los poderes terrenales. Para lograrlo, debemos recibir las Bendiciones Espirituales de los lugares celestiales. Pablo describe estas bendiciones espirituales utilizando la metáfora de la vestimenta: debemos ponernos la armadura de Dios cada día. En el momento en que escribe Efesios, Pablo se encuentra en prisión bajo la custodia de los romanos. Utiliza la armadura de los soldados romanos para mostrarnos cómo prepararnos para la batalla espiritual que enfrentaremos al mantenernos firmes para Dios en este mundo.

Sin embargo, debemos comprender que esta batalla espiritual tiene la cualidad del "ya, pero todavía no". La batalla ya ha sido ganada. Jesús ya se encuentra sentado a la diestra del Padre, y todos sus enemigos están debajo de sus pies. Ya estamos sentados allí con Él como aquellos que son victoriosos en Cristo.

Sin embargo, aún no hemos experimentado plenamente esta victoria, y aún no hemos terminado de luchar contra nuestro enemigo espiritual. Por lo tanto, debemos estar preparados. Debemos seguir luchando, pero no con nuestras propias fuerzas. Luchamos en el poder del Espíritu Santo y con las Bendiciones Espirituales que nos han sido otorgadas. Estas bendiciones incluyen la salvación, la verdad, la fe, la justicia, la paz, las Sagradas Escrituras, el Evangelio y la conexión continua que tenemos con Dios a través de la oración.


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