NOTAS DE LA CLASE: RECETA PARA LA PAZ
Es importante comenzar estas notas de la clase recordando que la paz que ofrece Jesús no es la misma paz que ofrece el mundo. Cuando el mundo habla de paz, se refiere solo a una ausencia temporal de conflicto y no a una paz verdaderamente inquebrantable o que cambia la vida.
Jesús no nos ofrece un descanso momentáneo de nuestros problemas, Él nos ofrece una paz interior que sostiene nuestros corazones incluso en los momentos en que estamos llenos de conflictos. Veamos Filipenses 4:6-13.
El primer paso para tener la paz de Dios se encuentra en el versículo 6: "por nada estén afanosos". Ahora, es útil recordar que Pablo está en prisión cuando escribe estas palabras. También sabemos que mientras servía al Señor, Pablo fue golpeado, apedreado, calumniado, naufragó y sufrió muchos otros abusos. Si alguien tiene muchas cosas de qué preocuparse, ese es Pablo. Pero todavía tiene la fe para animarnos a soltar la preocupación porque es improductiva.
Un segundo camino hacia la paz se encuentra en el resto del versículo 6 que dice: "más bien, presenten sus peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias". Tendremos menos preocupaciones si oramos por lo que nos angustia. La preocupación es improductiva, pero la oración es efectiva.
Un tercer camino hacia la paz se encuentra en Filipenses 4:8 y tiene que ver con pensar correctamente. Pablo dice: "todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si hay algo que merece alabanza, en esto piensen".
El cuarto camino consiste en pensar en lo que es verdadero, honorable, justo, puro, amable, excelente y cualquier cosa digna de alabanza.
El quinto camino hacia la paz personal es práctico y se encuentra en Filipenses 4:9: "Lo que aprendieron, recibieron, oyeron y vieron en mí, esto hagan; y el Dios de paz estará con ustedes". Podemos aprender de aquellos que han sufrido, pero no se han dejado llevar por sentimientos de ira o venganza.
Encontramos una sexta condición para la paz divina en Filipenses 4:6: ser agradecidos. Pablo dice que ofrezcamos nuestras oraciones con acción de gracias.
Encontramos una séptima condición para la paz verdadera en Filipenses 4:5: "Su amabilidad sea conocida por todos los hombres". Al ser amables con todas las personas evitaremos conflictos y malos entendidos, lo cual nos generará paz.
Un octavo camino hacia la paz está conectado con el llamado de Pablo a la fe y la confianza: la paciencia. Cuando confiamos en el Señor, esperamos en fe.
El noveno se encuentra en Filipenses 4:5: "¡El Señor está cerca!" Pablo también le escribe a Timoteo desde la cárcel, y algunas de sus últimas palabras, que se encuentran en 2 Timoteo 4:16-17, son: "En mi primera defensa nadie estuvo de mi parte. Más bien, todos me desampararon. No se les tome en cuenta. Pero el Señor sí estuvo conmigo y me dio fuerzas". Por eso, Pablo explica que puedes tener fuerza y paz en situaciones difíciles, si recuerdas la permanente presencia del Señor.
Como décima condición para la paz interior, Pablo dice en Filipenses 4:4: "¡Regocíjense en el Señor siempre! Otra vez lo digo: ¡Regocíjense!" Lo que Pablo realmente está diciendo es que tenemos que aprender a encontrar la felicidad y el gozo simplemente por conocer a Cristo.
Descubrimos un onceavo camino hacia la paz cuando observamos la motivación de Pablo: él valora la aprobación de Dios más que la aprobación de cualquier ser humano. Si lo que más te preocupa es lo que la gente piensa en lugar de lo que Dios piensa, siempre estarás en un estado de confusión. Nunca complacerás a todos. Nuestra paz debe depender de Dios y de nadie más.
Encontramos nuestro duodécimo y último camino hacia la paz en los pensamientos de Pablo sobre el contentamiento. Él escribe en Filipenses 4:11-13: "Pablo está contento bajo cualquier circunstancia porque no depende de sus propias fuerzas sino del poder de Cristo para afrontar cada situación. No se enfoca en hacer que sucedan cosas buenas; se enfoca y confía en la fuerza y dirección de Cristo".
Como puedes leer, la paz verdadera y duradera se encuentra en Jesús, quien ofrece una paz interior que trasciende las circunstancias. A través de la fe, la oración, el pensamiento correcto y la confianza en Dios, podemos experimentar una paz que transforma nuestras vidas.
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