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¿QUÉ SIGNIFICA HACER DISCÍPULOS?

Por Jon Slenker, M.A., colaborador de Fundamentos de ICM

Jesucristo es el hacedor de discípulos original. Podemos decir sin temor a equivocarnos que hacer discípulos fue un punto focal de Su ministerio. Jesús no solo les ordenó a Sus discípulos que hicieran más discípulos, sino que con Su ejemplo les mostró y les enseñó cómo hacerlo durante alrededor de tres años. Sus principios ministeriales registrados en el Nuevo Testamento revelan la diferencia entre un líder al que la gente tiene que seguir, y un líder al que la gente quiere seguir. Hacer discípulos en términos simples es liderazgo. Es un creyente que pastorea a otro para ser hecho más conforme a la imagen de Cristo, nuestro ejemplo supremo (2 Corintios 3:18). Entonces, cuando Jesús estaba discipulando a Su «rebaño», les estaba enseñando a ser como Él, y a hacer lo que Él hizo.

Llamado y comisión

Las primeras palabras y las palabras finales tienen gran importancia. Cuando Jesús llamó a Sus discípulos, les dijo: «Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres» (Mateo 4:19). Después de reunir a Sus doce discípulos por primera vez, les proporcionó más detalles sobre lo que significa pescar hombres. Estas primeras palabras de Jesús a los Doce están registradas en Marcos 3:14-15: «Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios». Del mismo modo, las últimas palabras de Jesús a Sus discípulos fueron una comisión:

Este pasaje es conocido como uno de los pasajes de la Gran Comisión, y se asemeja casi perfectamente a Sus primeras palabras a los discípulos. El autor de este Evangelio, Mateo, enfatiza intencionalmente las primeras y últimas palabras de Jesús en la estructura de su escrito. Los discípulos son llamados y comisionados por Jesús para hacer otros discípulos de Jesús.

¿Quién es un hacedor de discípulos?

Un discípulo es un adorador arrepentido y un seguidor de Jesús. El término traducido como discípulo en el Nuevo Testamento significa 'uno que aprende' y se refiere a un estudiante o aprendiz. Jesús no inventó el término o la práctica del discipulado. De hecho, la práctica de ser discípulo o aprendiz fue descubierta en los antiguos escritos griegos cinco siglos antes de que Jesús comenzara su ministerio encarnado.1 Cuando llamó a Sus doce jóvenes discípulos, les dijo: «Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres», los estaba invitando a una relación de discipulado para aprender a ser como Él (Mateo 4:19). Después de que fueron llamados, iban a donde Él iba, veían lo que Él veía, oían lo que Él oía e intentaban hacer lo que Él hacía. Un discípulo debe ser un seguidor cercano y obediente de Jesús. Un plantador de iglesias dijo: «Es imposible ser un discípulo o un seguidor de alguien y no terminar como esa persona».2 Por lo tanto, un hacedor de discípulos es un discípulo de Jesús, que les enseña a otros cómo seguir y obedecer a Jesús también. Cuando los hacedores de discípulos se reúnen y hacen una alianza, dan a luz comunidades de discipulado que la Biblia llama iglesia. Ya que nosotros, la Iglesia, somos una nación de sacerdotes, el mandato de Jesús de hacer discípulos ha sido pasado a cada seguidor de Jesús. El discipulado no está reservado solo para los pastores, sino para todo el Cuerpo de Cristo. Entonces, los pastores son los hacedores de discípulos principales en una comunidad local o discipulado.

Un hacedor de discípulos:

·       Es un seguidor de Jesús que ha sido enviado con Su autoridad y responsabilidad.

·       Un pastor que con humildad cuida de los demás.

·       Tiene los mejores intereses de los demás en mente, y lucha por su bien más alto posible.

·       Equipa y empodera a los demás para que hagan mayores obras que las que él ha logrado.

Hacer discípulos

Uno de los famosos pasajes de la Gran Comisión, Mateo 28:18-20, ofrece un llamado simple, pero profundo, para todos los creyentes que puede aplicarse a través de una serie de preguntas.

Estoy dispuesto a ser obediente para:

·       ¿Apartar algunas horas a la semana para compartir mi vida con otros?

·       ¿Ir y predicar el evangelio a un grupo de personas distinto que el mío, al que el Señor me envíe?

·       ¿Bautizar nuevos creyentes?

·       ¿Enseñarles a obedecer todo lo que Jesús ha mandado en las Escrituras?

·       ¿Confiar en que el Espíritu de Jesús está conmigo en todas partes y siempre?

Si respondiste que sí a estas preguntas, no necesitas otra autoridad que la de Jesús para hacer discípulos. Sin embargo, un primer paso puede ser que necesites que alguien te discipule. Ora por esta persona, y anímate sabiendo que Jesús es nuestro discipulador principal, y Su Palabra es una lámpara para nuestros pies y una lumbrera para nuestro camino (Salmo 119:105).

El apóstol Pablo le enfatizó el principio de Jesús de multiplicación a uno de sus discípulos, Timoteo. Al escribir su última carta a Timoteo, las palabras finales de Pablo reflejan las palabras finales de Jesús: «Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros» (2 Timoteo 2:2). Los hacedores de discípulos efectivos equipan y empoderan a otros para equipar y empoderar a otros. La intención del discipulado es que aquellos a los que discipulemos sean obedientes para ir y discipular a otros. Esto se suele decir como «hacer discípulos que sean hacedores de discípulos». Uno de los hombres que me discipuló durante una temporada me recordó que todos multiplicamos. La pregunta es: ¿qué o a quién estamos multiplicando? El objetivo de los hacedores de discípulos es multiplicar discípulos de Jesús, no simplemente a sí mismos.

Lo que no es el discipulado

En mi experiencia, los hombres que me discipularon, que tuvieron el mayor impacto en mi vida, no solo llenaron mi cabeza con mucho conocimiento, sino que compartieron su propia vida conmigo. Eran ejemplo de lo que enseñaban, y con frecuencia me invitaban a que los acompañara a ir al mercado, a ayudar a los vecinos y con frecuencia a sentarme con ellos para comer con su familia. Hacían tiempo para mí, incluso cuando no siempre era conveniente para ellos. Usaban la Biblia como material de capacitación, y me enseñaron a leerla en oración y a aplicarla cuidadosamente a mi propia vida. Si bien la transferencia de información es una forma más fácil de discipulado, la información por sí sola está incompleta. Como hacedores de discípulos, debemos compartir no solo nuestro conocimiento, sino también nuestra propia vida.

Demostrar, ayudar, observar, irnos

Existe un paradigma útil para el discipulado con las cuatro fases de demostrar, ayudar, observar e irnos (y lanzar). Primero, un hacedor de discípulos les demuestra a otros cómo seguir a Jesús en obediencia. Segundo, el discipulador ayuda al nuevo discípulo a tener el carácter de Jesús y a llevar a cabo Sus mandamientos. Tercero, el discipulador observa cómo el nuevo discípulo crece en confianza y en competencia. Cuarto, el discipulador se va, y lanza al discípulo equipado y empoderado para que haga lo mismo por otros. Jesús y Pablo representan más claramente este paradigma fluido en las Escrituras. Al dejar a Sus discípulos físicamente después de un tiempo, Jesús les envió Su Espíritu y les prometió que estaría con ellos incluso después de irse. Pablo también visitó continuamente, y les escribió, a los que alguna vez había discipulado y dejado. La meta del discipulado es que empoderemos a otros para hacer «mayores» obras que las que hemos hecho (Juan 14:12).

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1.       Robinson, George G. “Grounding Disciple-making in God’s Creation Order: Filling the Earth with the Image of God” [Discipulado enraizado en el orden de la creación de Dios: llenar la Tierra con la imagen de Dios], Southeastern Baptist Theological Seminary. Consultado el 10 de noviembre de 2021, pág.  https://www.academia.edu/33940384/Grounding_Disciple_making_in_Gods_Creation_Order_Filling_the_Earth_with_the_Image_of_God.

2.       F. Chan, Multiply [Multiplica] (Farmington Hills, MI: Walker Large Print 2013), pág. 16.