Por Andrew Sargent, Ph. D., colaborador de Fundamentos de ICM

El jinete en la tormenta

Génesis 3 nos presenta una imagen recurrente asociada con el juicio divino en las Escrituras: la Teofanía en la Tormenta. Desafortunadamente, la confrontación de Adán y Eva se presenta típicamente en términos que socavan la seriedad y la violencia de la escena.

En Génesis 3:1-7, los primeros humanos se han rebelado contra su Creador porque la serpiente los ha convencido de que las reglas de Dios tienen el propósito expreso de privarlos de una profunda bendición: la igualdad con Dios.

Génesis 3 fuera de contexto

Después de que pecan, normalmente leemos algo como:

El lenguaje original de este pasaje, especialmente cuando se lee en su contexto bíblico y del antiguo Medio Oriente, se presta a la descripción de un conflicto explosivo y aterrador entre el santo Yahvé, los humanos rebeldes, y lo que Apocalipsis 20:2 llama: «Dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás». Aun así, versiones comunes como la RVR1960 tienden a moderar el drama y representar de manera inadecuada la naturaleza del evento.

Según una versión típica, Dios aparece sin tener idea de lo que está pasando para terminar su día con su paseo habitual y compartir la brisa fresca de la noche con sus personas favoritas recién creadas: la primera pareja. Sin embargo, cuando llega no puede encontrarlos. ¿Qué les habrá sucedido? Como cualquier padre preso del pánico, se apresura a llamarlos. Pero, por desgracia, cuando los encuentra, algo anda mal. Han tratado de cubrir su desnudez con hojas de higuera, y se están escondiendo de Él. Él los confronta; ellos confiesan; y los juzga, poniendo al mundo entero bajo una maldición.

¿Qué falta?

Esta es una de las escenas de juicio más significativas de la Biblia, en segundo lugar, tal vez, después del juicio final en Apocalipsis 20. Aun así, la narración habitual lo deja a uno un poco frío en comparación con docenas de tales escenas en otros lugares. ¿Dónde está la ira divina? ¿Dónde está la energía de condenación? Parece tan desapasionado y aburrido. «Bueno, eso fue desafortunado... ahora todo el mundo está bajo maldición... ¿qué hay para cenar?». Se siente más como «papá decepcionado» que como «santo Creador ofendido».

Lo que nos falta es la verdadera naturaleza de la llegada de Dios en Génesis 3:8 como se representa en el texto hebreo, y las expectativas debidamente perfeccionadas del contexto del antiguo Medio Oriente y del contexto bíblico de la historia. Dios está manifestando Su presencia… eso es una teofanía… la aparición de Dios. Dios no ignora lo que Adán y Eva han hecho por sugerencia de la serpiente. Él viene manifestándose para juicio. En contexto, uno debería esperar una revelación aterradora en la tormenta que infunde terror en el corazón de la humanidad rebelde.

Las muchas apariciones de la teofanía en la tormenta

Para afinar nuestras expectativas, consideremos solo algunas de las muchas manifestaciones de lo divino en la tormenta.

Una popular teofanía en la tormenta aparece, si me disculpas el juego de palabras, en Éxodo 19:16-25, donde Dios viene con «truenos y relámpagos, y espesa nube», y «sonido de bocina muy fuerte; y se estremeció todo el pueblo». «Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego», y: «Todo el monte se estremecía en gran manera». Unos pocos capítulos más tarde, en Éxodo 24:17, leemos que además de una nube pesada «la apariencia de la gloria de Jehová era como un fuego abrasador en la cumbre del monte».

El llamado de Ezequiel comienza en el capítulo 1, diciendo: «Y miré, y he aquí venía del norte un viento tempestuoso, y una gran nube, con un fuego envolvente, y alrededor de él un resplandor, y en medio del fuego algo que parecía como bronce refulgente».

En Isaías 30:27, leemos:

En Habacuc 3:3-6, Yahvé viene en juicio y:

El profeta está paralizado por el miedo, y escribe en los versículos 15-16:

El Nuevo Testamento ciertamente no está desprovisto de esta imaginería. Por nombrar solo dos, encontramos a Juan diciendo en Apocalipsis 11:19:

Apocalipsis 16:18 describe el juicio de Dios como:

Génesis 3 en contexto

Entonces, ¿qué le pasó a Génesis 3?

La respuesta: nada le pasó a Génesis 3. Tiene todos los componentes que una persona del antiguo Medio Oriente podría esperar. PERO… a los traductores se les dificultó, durante las primeras etapas de la iglesia gentil, comprender completamente el texto y la importancia de la imaginería oriental.

La traducción tradicional tiene problemas en cuatro lugares cuando dice: «Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día»

Primero, la palabra traducida como voz (en hebreo QOL) es un término común en las escenas de juicio que representan el trueno de Yahvé, Su voz que hace temblar la tierra con sonido de trompeta a medida que Él avanza.

En segundo lugar, la palabra traducida como se paseaba es una forma verbal especial que significa aquí ‘movimiento agitado o violento; que golpea a su paso’.

Tercero, no existe al aire del día en el texto hebreo. Más bien dice: «En el RUACH del YOM». RUACH puede significar entre otras cosas, viento, aliento o espíritu.

En cuarto lugar, este viento/aliento/espíritu está asociado con el YOM, que tiene dos significados. YOM puede significar ‘día’ o ‘tormenta’.

Entonces, dado el texto hebreo existente y el contexto bíblico de las escenas de juicio, lo que tenemos en Génesis 3 es la primera de muchas teofanías en la tormenta, ya que Dios viene en una gloria aterradora para juzgar a nuestros primeros padres por su rebelión contra Él.

Y escucharon el trueno del Señor Dios retumbar por el huerto en el viento de la tormenta, y el hombre y su mujer se escondieron.

Sin embargo, es una situación de malas noticias/buenas noticias. Porque hay esperanza. En medio del juicio, Yahvé declara Su plan para la redención a través de la simiente de la mujer que aplastará la cabeza de la serpiente, y revertirá la maldición sobre la creación.

1.    El término teofanía se explicará más adelante con más detalle... una definición simple funcional, por ahora, es la aparición de Dios.

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