Tu Instituto Bíblico

View Original

PROFUNDIZANDO: LA HISTORIA DE CAÍN Y ABEL

Por Andrew Sargent, Ph. D., colaborador de Fundamentos de ICM

¿Qué le dijo Dios a Caín?

La historia de Caín y Abel generalmente se anuncia como una historia clásica de rivalidad entre hermanos, de odio y de asesinato. Es una historia de persecución: el impío que odia al justo. ¿No es esta la perspectiva misma de nada menos que Jesús mismo en Mateo 23:35?

 

Si bien esto es perfectamente legítimo, la historia tiene cuatro partes, no dos:

 

1.    Dios rechazó la ofrenda de Caín, pero aceptó la de Abel.

2.    Dios confronta a Caín que está airado.

3.    Caín asesina a Abel de todos modos.

4.    Dios maldice a Caín.

 

Cada parte tiene lecciones para nosotros. Hoy quiero centrarme en la confrontación de Caín por parte de Dios.

Otro cuento de hermanos

En su libro, Al este del Edén, John Steinbeck utiliza la historia de Caín para abordar la lucha de varios personajes en el libro. Una asesina psicópata y perversa llamada Cathy se encuentra con dos hermanos encerrados en una lucha al estilo Caín y Abel. Se casa con uno, seduce al otro, y nueve meses más tarde abandona a sus hijos gemelos con su marido, Adam. Ella se establece como una madama, a poca distancia de ellos. Los gemelos, Caleb, llamado Cal, y Aron, también crecen con los conflictos de Caín y Abel, porque Aron es amado por su supuesto padre, y Cal se siente torturado por la envidia. Cuando Cal descubre la verdad sobre su madre, usa este conocimiento para destruir a su hermano, lo cual lleva a Aron a unirse al ejército durante la Primera Guerra Mundial. Aron es asesinado sumariamente. Al enterarse de la noticia, su supuesto padre, Adam, sufre un derrame cerebral.

Adam tiene un sirviente chino llamado Lee, quien está profundamente arraigado en las vidas de Adam, Cal y Aron, así como en la del abuelo de Steinbeck, Samuel. Juntos, Samuel, Adam y Lee comienzan una búsqueda para entender exactamente lo que Dios le dice a Caín en la historia bíblica, cuando Caín está siendo consumido por los celos asesinos. El hebreo dice: «Y Yahvé le dijo a Caín: “¿Por qué estás enojado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serías acepto? Y si no hicieres bien, el pecado está agazapado a la puerta; y su deseo es por ti, pero TÚ timshal sobre él”». La dificultad, como habrás adivinado, está en el término hebreo timshal. ¿Cómo deberíamos traducirlo?

¿Qué es timshal?

La ESV lo traduce como: «Pero tú deberás gobernar sobre él», lo cual le da a Caín una comisión. La JPS alude al potencial: «Pero tú podrías gobernarlo». La American Standard presenta un mandato: «Pero tú gobernarás sobre él». La King James lo convierte en una promesa o predicción: «Y tú podrás gobernar sobre él».1 La pregunta es ¿Dios le ordena, le promete o le ofrece a Caín la posibilidad de escapar del camino ruinoso que ha tomado?

 

El inglés tiene una larga lista de lo que llamamos verbos modales o verbos auxiliares. Estos son verbos especiales que añaden matices al momento, el tiempo o la relación con la realidad de una acción. Decir: «Puedo levantar un coche», no sugiere que YO levanté un coche. Decir «puedo levantar» solo dice que soy un fanfarrón que presume tener la capacidad de hacerlo. Decir: «Ya debería estar allí», no significa que ESTÉ allí. Al agregar debería se implica que, según los datos conocidos, se espera que uno ya esté allí o que haya decepcionado las expectativas sociales al no estar allí. ¡¿Qué pensaría tu madre de eso?! De hecho, hay muchas palabras de este tipo, términos como debe, debería, tiene, necesidad de, solía, podría, voluntad, poder; expresan cosas como mandato, esperanza, expectativa, expectación, compunción moral, deseo y así sucesivamente.

El hebreo, sin embargo, usa una sola forma del verbo para expresar cualquiera de estos matices para su acción. Un «verbo imperfecto», como timshal, tiene la capacidad de expresar la idea de que la acción sucederá, sucede rutinariamente, o incluso que podrá, podría, debería, tendría la oportunidad, puede o sucedería.

¿Posibilidad, seguridad u obligación?

Así que Samuel, Lee y Adam discuten el asunto en puntos al este del Edén, estableciendo la escena final entre el moribundo y luctuoso Adam y el culpable Cal, quien siempre ha sentido la compulsión de su propia naturaleza oscura. Lee está decidido a obligar a Adam a decirle palabras de consuelo y de perdón a su hijo, incluso si eso lo mata. Pronuncia un conmovedor discurso que exige que Adam reúna la fuerza para decir algo para salvar a su hijo sobreviviente.

Le dice a Adam, mientras yace en su lecho de muerte: «Cal hizo algo cuando estaba enojado, Adam, porque pensó que lo habías rechazado. El resultado de esa ira es que su hermano y tu hijo están muertos […] tu hijo está marcado por la culpa […] casi más de lo que puede soportar. No lo aplastes con rechazo [...] ¡Dale tu bendición! [...] Ayúdalo, Adam. Dale una oportunidad. Déjalo ser libre».

Adam debe reunir fuerzas para darle una última palabra a su hijo quebrantado. Steinbeck escribe: «Adám levantó la vista con el cansancio que trae la enfermedad. Sus labios se abrieron y fallaron, y lo intentaron de nuevo. Entonces sus pulmones se llenaron. Expulsó el aire y sus labios peinaron el suspiro apresurado. Sus palabras susurradas parecían

¡Timshal!

Adam le da a Cal la misma oportunidad que Dios le dio a Caín. Dios no podría haber estado prediciendo que Caín vencería, porque Caín no lo hizo, sino que cayó en asesinato. Dios quizá le mando a Caín que venciera, pero hay mejores y más claras maneras de hacerlo en hebreo. Más bien, creo que los personajes de Steinbeck le atinaron mejor al final. Anteriormente en el libro, Lee le cuenta a Samuel y a Adam los resultados de su trabajo en hebreo con los rabinos, tratando de explicar las palabras de Dios a Caín:

Pablo escribe en 1 Corintios 10:13: «No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar». Uno puede preguntarse si Pablo está haciendo un comentario sobre Génesis 4:6-7.

Caín y Abel no es solo una historia de envidia, odio y asesinato. Es la historia de la tentación y la provisión misericordiosa de Dios en medio de ella. Es la historia que nos dice, sin importar cuánto nos sintamos la víctima, que somos responsables de nuestras elecciones. No somos bestias impulsadas por el instinto, pero, siendo la imagen de Dios en el mundo, tenemos elección y culpabilidad en la elección. ¡¡¡Timshal!!! Hermanos y hermanas… ¡¡¡Timshal!!!


Te invitamos a conocer más acerca de la Biblia por medio de estudiarla con nuestros materiales gratuitos de estudio bíblico.