¿JESUCRISTO REGRESARÁ EN 2023?
Por Patrick Krentz, Th. M., Director Editorial de Fundamentos de ICM
Cuando leemos las cartas del apóstol Pablo, podemos notar algo sorprendente: parecía pensar que el mundo terminaría en su época. ¿Estaba el Espíritu Santo inspirando un error cuando escribió acerca de que Jesús regresaría pronto? Han pasado dos mil años... ¿estaba loco? ¿Qué posible justificación podría haber para que sus opiniones «equivocadas» fueran codificadas en textos inspirados? Bueno, creo que tanto él como el Espíritu Santo tenían suficiente justificación para albergar estos pensamientos. Tomemos unos momentos para considerar las palabras de Pablo, y pensar por qué, tal vez, deberíamos pensar lo mismo.
El fin del mundo tal como lo conocemos
Primero, reconozcamos que Pablo creía que Jesús podría regresar muy pronto, posiblemente durante su vida. Este sería el clímax de la historia, el fin del mundo tal como lo conocemos, y el comienzo de la era del Mesías. Consideremos sus palabras a los hermanos de la Iglesia en Tesalónica que estaban angustiados por los creyentes que habían muerto. Estos creyentes estaban confundidos porque no sabían lo que les sucedería a los creyentes que habían dormido antes del regreso de Cristo. Pablo los tranquilizó, diciendo:
¿Puedes ver su argumento? Dijo: «Los que hayamos quedado, seremos arrebatados». Su gramática, al menos, tenía la expectativa de que incluso él sería incluido en este gran evento.
¿Quién está loco?
Así que, permanece la pregunta: ¿estaba Pablo equivocado? ¿Entendió mal las palabras de Jesús o las enseñanzas de los otros apóstoles? Y lo que es más importante: ¿inspiró el Espíritu Santo a Pablo a escribir en error? La respuesta simple a cada una de estas preguntas es «no». He aquí por qué: cada creyente debe pensar exactamente lo mismo que Pablo pensó y enseñó: que Jesús podría regresar (y lo haría) durante su vida. Consideremos otras cosas más de la carta de Pablo a los Tesalonicenses:
En el primer versículo de este pasaje, Pablo explica: «Acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba...». ¿Por qué? Porque, en primer lugar, los tiempos y las ocasiones no importan: necesitamos estar listos todo el tiempo. Pero, segundo, porque Pablo y los tesalonicenses no sabían cuándo ocurriría el regreso.
Así pues, aunque Pablo esperaba que Jesús regresaría pronto, él entiende que pronto podría significar literalmente ‘en cualquier momento’. Su énfasis no está en cuándo regresará Cristo, sino en que debemos estar listos cuando regrese.
En varias parábolas, Jesús cuenta historias de siervos que están esperando a que su amo regrese (Lucas 12:35-40, 42-49, Mateo 25:1-13, 14-30). Les advierte con seriedad a aquellos que esperan, que vigilen en todo momento, esperando el regreso de su amo en cualquier momento. Jesús resume, diciendo: «Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá». Que no nos sorprenda durmiendo, distraídos o sin preparación solo porque se ha ido más tiempo de lo esperado.
¿Cuál es nuestra respuesta?
Por lo tanto, estemos locos, como Pablo está loco. Esperemos el regreso de Cristo durante nuestra vida. Vivamos como si Jesús regresara mañana, la próxima semana, el próximo mes, dentro de tres años... Vivamos como si creyéramos lo que Jesús, Pablo y otros escritores del Nuevo Testamento dicen sobre el fin del mundo. El Espíritu Santo inspiró a Pablo y a otros a escribir sobre el regreso como inminente, lo que significa que podría suceder literalmente en cualquier momento. No estaban equivocados, simplemente no sabían cuándo sucedería (y nosotros tampoco). Esta inminencia de Su regreso no ha cambiado a pesar de que han pasado dos mil años desde el tiempo de Pablo.
Jesús dice: «Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre» (Marcos 13:32). También dice: «Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá» (Lucas 12:40). Si crees estas palabras, cambiarán radicalmente tu forma de vivir.
Pedro nos anima hacia este fin, diciendo: «Ya se acerca el fin de todas las cosas. Así que, para orar bien, manténganse sobrios y con la mente despejada. Sobre todo, ámense los unos a los otros profundamente, porque el amor cubre multitud de pecados» (1 Pedro 4:7-8, NVI).
El fin
El Espíritu Santo permitió que las expectativas de Pablo salpicaran sus escritos inspirados porque así es exactamente como debemos pensar, como debemos vivir y como debemos hablar. Jesús regresará pronto... ¿Estás listo y velando?
Concluyamos con las palabras de Jesús, las últimas palabras de las Escrituras, que se repiten cuatro veces en el libro de Apocalipsis: «“Sí, vengo pronto”. Amén. ¡Ven, Señor Jesús!» (Apocalipsis 22:20, NVI).
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