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NOTAS DE LA CLASE: FE, PERDÓN Y FAMILIA

Todos nosotros tenemos un punto donde nuestra fe naturalmente quiere detenerse. Nadie tiene una fe perfecta. Todos debemos orar como lo hizo este padre: “Sí creo, ayuda mi incredulidad”.

A medida que avanzamos en Mateo 18:15-20, encontramos un pasaje esencial sobre el tema de la “disciplina de la iglesia”, que toca relaciones importantes para que el cristiano lo haga bien. En este pasaje, Jesús le da un gran valor a ayudar a otros creyentes a superar sus caminos pecaminoso.

No eres perfecto, por lo que habrá momentos en los que tendrás que decir estas palabras trascendentes: “Me equivoqué; lo siento. ¿Me perdonas?" O “Estabas equivocado; me dolió, pero te perdono”. Tienes la obligación de arreglar las cosas con tu hermano cristiano.

En el capítulo diecinueve de Mateo, Jesús nos da una lección a través de un diálogo hostil con los líderes religiosos. Con el fin de desacreditar a Jesús públicamente, le preguntaron cuál era su posición acerca del divorcio en los controversiales círculos académicos judíos. ¿Le es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier razón?

El matrimonio es una relación beneficiosa diseñada por el creador para ser un vínculo permanente. El matrimonio fue idea de Dios. Jesús dice: “Ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre”.

¿Estás luchando en tu relación matrimonial? Dios puede ayudarte. Pídele al Dios que te creó a ti y al matrimonio que te muestre cómo experimentar el matrimonio según su buen diseño, a través del compromiso, el sacrificio propio, el perdón y la misericordia.

El matrimonio es una institución que se trata principalmente de honrar a Dios en nuestras relaciones; no se trata de usar las relaciones para satisfacer nuestros deseos egoístas.

Pero también Jesús pide nuestro todo. Debemos estar dispuestos a darlo todo, incluso nuestra propia vida, por el Reino de Dios y el servicio a Cristo. Sin embargo, dispuesto, no significa verdadero. Un famoso evangelista dijo que, independientemente de las luchas que puedan surgir en la vida a medida que somos transformados a la imagen de Cristo, nadie viene a Jesús con algo escondido a sus espaldas.

Elegir a Jesús es elegir seguirlo por encima de todas las cosas. Tu dinero es Su dinero. Tu tiempo es Su tiempo. Eres Suyo y todo lo que tienes es Suyo. Sin embargo, la esperanza y la promesa de las Escrituras es que este sacrificio no es nada comparado con el gozo eterno de conocer a Dios en Cristo Jesús, nuestro Señor. ¿Hay algo que aprecies por encima de Dios? ¿A qué estarías dispuesto a renunciar por la esperanza de la Salvación?

Estudia la lección completa en el enlace: