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EL PRIMER APÓSTOL DE JESÚS FUE UNA MUJER

En el capítulo 4 del libro de Juan, él registró un importante encuentro que Jesús tuvo con una mujer en un pozo en Samaria.

Jesús estaba viajando con sus discípulos por casi todo Israel, desde Jerusalén (en el sur) hasta Galilea (en el norte); tomó una ruta inusual.

Debido a que existía un mal prejuicio entre los judíos y los samaritanos, los judíos preferían viajar por una ruta más larga, pero más fácil, a lo largo del río Jordán. Sin embargo, Jesús emprendió el viaje más corto, pero a través de Samaria.

Cuando llegó a la ciudad de Sycar, donde se encontraba un antiguo pozo que aparentemente había sido excavado por el mismo Jacob, él permitió que los discípulos fueran a conseguir algo de comida, dejándolo solo junto al pozo.

Había planeado tener una conversación privada con una mujer samaritana que sabía que vendría a buscar agua del pozo.

Podemos observar la dedicación de Jesús a esta conversación esperada. Soportó el calor y el sol. Dejó a un lado las normas culturales de la decencia, pues en ese momento era escandaloso que un judío ortodoxo conversara con un samaritano así; también era una vergüenza que un maestro religioso se encontrara a solas con una mujer sin parentesco.

De igual forma podemos ver el discernimiento de Jesús y la sencillez con la que le habló a la mujer samaritana. Él le describe el nuevo nacimiento, en un lenguaje figurado que ella pueda entender.

En Juan 4:7-15, Jesús simplemente la lleva a una conversación sobre el hecho de que tiene sed:

Jesús interesó e involucró a la mujer samaritana en la conversación, y luego hábilmente cambió el enfoque y le dijo que fuera y llamara a su esposo, el cual Él sabía que ella no tenía. Ella lo confirmó, así que Jesús le dijo en Juan 4:17-18:

Jesús cambió el enfoque para confrontar su vida pecaminosa, pues sin arrepentimiento no se bebe de las aguas eternas de vida abundante.

La mujer aceptó a Jesús como profeta, pero al ser confrontada con su pecado, cambió el tema de sí misma al tema controversial entre judíos y samaritanos... un punto de una profunda ofensa social. De hecho, los judíos destruyeron su templo en 128 a. C.

Ella le dice en Juan 4:20:

Jesús se mantuvo enfocado y en Juan 4:21-22, le habló una verdad poderosa. Él la dirigió a su Salvador, diciendo:

Esto la conmovió. Todos los ataques, insultos, quejas, distracciones y resistencia se desvanecieron. Ella dijo: “Sé que el Mesías viene (el que se llama Cristo); cuando venga, nos declarará todas las cosas”.

Jesús da una respuesta directa: “Yo, el que te habla, Soy Él.”

La mujer aceptó a Jesús como Cristo su Señor y nació de nuevo. Ella surgió como el primer apóstol de Jesús, la primera enviada a predicar a su comunidad.

“Vengan, miren a un hombre que me contó todas las cosas que he hecho; este es el Cristo”. Su transformación debió haber sido obvia porque la gente creyó.

En otras palabras, “No simplemente nacerás de nuevo y saciarás tu propia sed de vida eterna y abundante, sino que te convertirás en un manantial del cual otras personas podrán saciar esa misma sed”.


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