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EL PODER DE ANIMAR A OTROS

Según cuenta Hechos, Saulo se convierte y luego comienza a predicar con valentía en el nombre de Jesucristo en Damasco y Jerusalén. Sin embargo, en el primer capítulo de Gálatas, el apóstol Pablo llena un vacío no visto en la historia.

Saulo se va al desierto de Arabia durante algunos años para aprender y prepararse. En Hechos 9:26-27, vemos el ministerio de Saulo: Cuando fue a Jerusalén, intentaba juntarse con los discípulos, pero todos le tenían miedo porque no creían que fuera discípulo.

Sin embargo, Bernabé le recibió y le llevó a los apóstoles. Les contó cómo había visto al Señor en el camino, que había hablado con él, y cómo en Damasco había predicado con valentía en el nombre de Jesús.

Aquí es donde encontramos a otro maravilloso personaje del libro de los Hechos: Bernabé.

Este fue el primer socio de Pablo en el ministerio misionero, y el único de los líderes dispuesto a arriesgar su vida para relacionarse con él.

Cuando comparas las Escrituras y la tradición, se puede concluir que después de la conversión de Saulo y su experiencia en el desierto de Arabia, regresa a Tarso, que es su ciudad natal. Mientras tanto, mucha gente se está convirtiendo en Antioquía y Bernabé está ayudando a instruir a estos nuevos conversos.

Bernabé recuerda a Saulo de Tarso. Entonces decide que este hombre debe venir a Antioquía y enseñar a estos nuevos conversos.

Entonces, va a Tarso y busca persistente hasta que encuentra a Pablo. Cuando lo encuentra, Bernabé lo lleva a Antioquía y lo instala en ese ministerio de enseñanza.

Bernabé intercede por Pablo ante los otros creyentes, pues los otros creyentes podrían, como Ananías, no querer tener nada que ver con él. Bernabé es usado por Dios para apoyar al apóstol Pablo en su gran ministerio de plantación de iglesias.

Cuando piense en la grandeza del ministerio de Pedro, recuerde que nunca habría habido un apóstol Pedro si no hubiera sido por un hermano menor llamado Andrés.

De manera similar, Pablo nunca habría tenido un gran ministerio si no hubiera sido por Bernabé, que se traduce al griego como “hijo de ánimo”. Este apodo, dado por los Apóstoles, describe su don, modelo y ministerio.

Bernabé es un hombre que siempre está animando a la gente. Él apoya fielmente a las personas y las anima a hacer lo que Dios les ha llamado a hacer.

Al leer el Libro de los Hechos y conocer a grandes personajes como Pedro y Pablo, no pase por alto a personas como Bernabé, que nunca escribió un libro, pero desempeñó un papel fundamental en la vida de Pablo y Marcos, quienes sí escribieron las Escrituras.

Sin Bernabé, quizá no hubiera un Pablo. Sin Bernabé, quizá no hubiera un Marcos. Hay pocos Pablos en el mundo, pero la iglesia siempre tendrá necesidad de muchos Bernabés.

¿Estás dispuesto a estar discipulando y animando a otros como Bernabé? ¿Estás dispuesto a ayudar a otros, algunos de los cuales quizá algún día te superarán?

Quizá nunca serás un Pablo, pero puedes ser un Bernabé y participar en el ministerio de alguien que se convierta en un Pablo a través de tu ayuda.


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