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EL DESIERTO DE LA VIDA

Por Charles Hegwood

Hay una temática de desierto en la Biblia. Por lo tanto, no es casualidad que Jesús fuera llevado al desierto justo después de Su bautismo. Es aquí, en Mateo capítulo 4, que Jesús ayuna y es tentado por el tentador, Satanás. Es una historia de la fidelidad de Jesús como el Hijo de Dios. Pero ¿por qué fue tentado? ¿Podría ser que fue para demostrar que Jesús no tenía pecado? Así es, y Él no tenía pecado. ¿Podría ser que Jesús estaba haciendo algo simbólico? El viaje de Jesús al desierto fue un espejo del viaje que hizo Israel en Éxodo y Números. Jesús ayunó durante cuarenta días. Israel estuvo en el desierto durante cuarenta años. Jesús enfrentó la tentación de no confiar en la Palabra, tentar a Dios y adorar a otros dioses. Esas fueron las mismas tres pruebas que Israel reprobó. Necesitamos leer Mateo 4:1-10 a la luz de Éxodo y Números. Jesús mostrará lo que es confiar en Dios y amarlo sobre todo lo demás.

Obedeciendo la Palabra de Dio

Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.

¿Por qué el pan? Seguramente Jesús habría estado más tentado a convertir las rocas en una cena con carne asada. Bueno, el pan del primer siglo no era como el pan de molde que se fabrica hoy. El pan del primer siglo era sustancioso. Era un alimento básico. Por lo tanto, para un hombre que no había comido en cuarenta días, esto era una verdadera tentación. Es probable que se le haya hecho agua la boca solo de pensar en pan. Entonces, ¿cuál es la conexión entre Jesús, el pan, Israel y nosotros? Recuerda, Dios le estádiciendo a su pueblo lo que es confiar plenamente en Él. Jesús tuvo éxito donde Israel falló. Él ayunó durante cuarenta días, mientras yo batallo con ayunar una hora. Encontramos a Jesús débil y hambriento. Satanás anima a Jesús a convertir las piedras en pan. ¿Confiará Jesús en el Padre o escuchará al tentador? Su estómago gruñe por comida, pero ¿es la bondad de Dios más importante que el dolor físico del hambre? Recuerda, Israel se quejaba continuamente en el desierto sobre la comida. Dios les dio maná, como pan del cielo. Dios les dio codornices cuando se quejaron del maná. Se quejaban y no confiaban en que Dios sabía lo que era mejor para ellos. Lee Éxodo 16 y Números 11 como referencia. Israel cuestionó la provisión de Dios. Pero donde Israel falló,

Jesús tuvo éxito. Jesús cita las Escrituras que dicen que el hombre no puede vivir solo de pan, sino que debe confiar en la Palabra de Dios. Israel no dependía de la Palabra de Dios. Para Jesús, la Palabra de Dios daba vida y era sustanciosa. La Palabra de Dios era Su alimento básico. Y es el nuestro también. Lo sepamos o no. Somos como Israel. ¿Será la Palabra de Dios la respuesta sustanciosa para nuestra hambre espiritual?

No tentarás al Señor tu Dios

La siguiente prueba fue la tentación de probar a Dios. Éxodo y Números están llenos de lasveces en que Israel tentó a Dios en el desierto. Tentaron a Dios por las mismas razones que nosotros. No confiamos plenamente en que Dios sea bueno hacia nosotros. Jesús se enfrentó a la propuesta de saltar desde un lugar alto, ya que sabía que los ángeles lo atraparían. Esto habría sido una prueba de la bondad de Dios. Jesús volvió a citar muy claramente las Escrituras de que no debemos tentar a nuestro Dios. Nuevamente, Jesús tuvo éxito donde Israel falló. Es donde a menudo fallamos.

Somos propensos a tentar a Dios. Jesús estaba haciendo más que simplemente mostrarnos cómo usar las Escrituras en tiempos de tentación, aunque es importante y poderoso hacerlo. Jesús se enfrenta a probar si el Padre haría todo lo que prometió. Esta prueba habría negado las innumerables evidencias que muestran la bondad de Dios. Esta es una prueba de la autoridad de Dios. Jesús no necesita poner en duda la autoridad o el amor de Dios por Él con una prueba. En cambio, Jesús confía en que el Padre es bueno. Hagamos lo mismo. Ve la evidencia de la bondad de Dios en tu vida.

Al Señor tu Dios adorarás, y a Él sólo servirás

En la prueba final, Satanás se va a lo máximo. Él, es decir, Satanás, le muestra a Jesús todos los Reinos de la Tierra y promete dárselos si Jesús se inclina y lo adora. Esto siempreme ha parecido irónico, ya que Jesús ya sabía que Él era el Rey de reyes. Qué débil intento de tentar a Jesús. Pero Jesús debe enfrentar esta tentación. Israel lo hizo en el desierto y alo largo de su historia. Nosotros también. Nos enfrentamos a, y a menudo caemos en, la adoración de los supuestos dioses. Si se nos prometiera el mundo, ¿nos inclinaríamos? ¿O confiaríamos en que Dios es bueno y que Él es suficiente para nosotros? ¿Ser un hijo de Dios es más emocionante que tener dominio sobre un mundo que se está desvaneciendo?Jesús no se inclina. Muestra que Dios es bueno y que debe ser adorado por encima de los ídolos. De nuevo, repito que Jesús tuvo éxito donde Israel falló. Israel se volvió a los ídolos en el desierto. Cuando adoraron al becerro de oro en Éxodo, le estaban diciendo a Dios:

«No eres suficiente, no confiamos en tu bondad». Pecaron. A través de la obediencia de Jesús, Él ha redimido su pecado y también ha redimido nuestro pecado. Echa fuera esos ídolos y, como Jesús, adora solo a Dios.

El desierto y nosotros

En la Biblia hay una temática de desierto que la recorre. El viaje de Jesús al desierto no fueuna coincidencia. Su viaje fue paralelo a Israel. Entonces, al concluir esta discusión, consideremos esos paralelos una vez más. Israel estaba destinado a ser un faro de luz que llevara a las personas a adorar a Dios. Fracasaron. Jesús entró en el desierto como la Luz y tuvo éxito, demostrando que Él es el camino, la verdad y la vida. Nuestras vidas son como el desierto. Tenemos pruebas y desafíos que nos llevarán a correr hacia Dios y decir: «Él esbueno, me basta», o nos llevarán a correr hacia los ídolos de este mundo. ¿Qué debemos hacer cuando estemos en el desierto? Poner nuestra mirada en Jesús. Mira cómo Él amó aDios a través de las pruebas y tribulaciones. Tenemos un ejemplo de cómo ser obedientes.También tenemos un retrato de gracia y esperanza porque seguimos y adoramos al que havencido el desierto. Vivamos en obediencia aferrándonos al amor que tenemos en Jesús, nuestro Gran Redentor.


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Michelle Cruz